Me ha tomado el insomnio
y yo he soltado a mis sueños.
Preferí ver mi sangre derramarse a escondidas
a que vieran mis lágrimas caer y me pudieran levantar.
Me he fugado como las estrellas,
he sido efímera pidiendo lo eterno.
Jamás conté la arena que caía en el reloj
mientras yo me ahogaba en su mar.
Yo cantaba como el canto de la sirena y me dejaba llevar,
allí donde van todas las botellas con cartas,
yo también tenía mucho que decir,
pero solo grite “tierra” después de sobrevivir
y me refería que allí podía florecer.
Me manché el alma de tinta
y solo la poesía me pudo limpiar.
Cambié el significado de las canciones
y valoré los latidos de los corazones.
Luché en tantas batallas
que perdí mi armadura,
el ganar no era clavar una bandera,
el ganar fue desnudarme,
quitarme el armadura,
ser libre sin ella.
Mi tratado de paz conmigo misma
no fue un contrato ni apretón de manos,
fue solamente sentirme en un abrazo.
Todo se vino abajo
y el golpe fue solo un impulso para volar.
Perdí a quien más amaba
y después de ella, me odié.
Mi vista se nubló para siempre
por las lágrimas que jamás supe derramar.
Tracé mi camino en heridas y piedras,
olvidé a las estrellas
y mi fuego solo eran las chispas de las cenizas.
Mi sonrisa era una grieta,
mis venas eran raíces,
yo caía como las hojas en otoño,
desvaneciéndome en el tiempo y espacio
hasta ser invisible, así como lo es el alma,
allí fue cuando nos colisionamos
y encontré mi esencia,
me gané al perder.
Yo solo escribo, mi historia y tu interpretación de la poesía pueden ser distintas, pero siéntete libre de compartirme tu interpretación, opinión, la frase que más te haya gustado o lo que quieras en los comentarios. Gracias por leerme.
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