Él es un ser
que tuve que conocer
para poder descubrirme.
Él me inspiro poesía
y me motivo a retomar mi historia.
Él fue la razón de mis letras
y la respuesta del acertijo de mi corazón.
Él no era un ángel,
pero por él yo pude combatir contra mis demonios.
Él es un humano
que me hizo creer en las almas
y pude jurar que él era mi alma gemela.
Yo era un alma perdida
hasta que lo encontré,
me encontré.
Él no estaba en mis planes
y por eso, jamás estuve preparada para que sucediera.
Yo escribía nuestra historia al recorrer la vida en el amanecer,
él le daba más tinta a mi poesía con los colores del atardecer
y el universo nos escribía cada noche, pero no supimos leer las estrellas.
Enamorarme de él
fue amarme a mí
y odio esa parte de mí que no me permitió ir completamente hacia a él.
Comenzar a amarlo
fue sentir mi ser infinito
y predecir que este amor por él
era eternidad.
Siempre he creído que el amar tiene que sacar nuestra mejor parte, inspirarnos, marcar un cambio y dejar huella. El amar a alguien más siempre tendrá que darme amor para mí misma, porque si soy capaz de ver la luz de alguien, yo también puedo brillar, si soy capaz de amar los detalles de alguien, puedo percatarme de lo que está dentro de mí. Si soy capaz de amar alguien más, me puedo dar cuenta que puedo sentir y eso mejora algo en mí. Al final no importa que pasa con ese amor, sino que nos dejó.
Yo solo escribo, mi historia y tu interpretación de la poesía pueden ser distintas, pero siéntete libre de compartirme tu interpretación, opinión, la frase que más te haya gustado o lo que quieras en los comentarios. Gracias por leerme.
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