No tejas mi soledad
para usarla como tu telaraña.
No vacíes mis pasos
para que pueda desear llegar a un abismo.
No incendies mis lágrimas
para que se quemen cada una de mis pestañas
y toda esperanza que habita en su magia.
No taladres mi silencio,
no hay nada que podamos arreglar,
he puesto mi falta de fuerzas en la tierra
y le han salido raíces a la desgana,
besa mi apatía
para que dejes de sentirme.
Si tocas una enredadera no te conviertes en árbol,
pero si abrazas una ruina quedas atrapado,
dejaré todas nuestras columnas rotas,
no trato que aún sepan detener algo.
Me sobra la sombra
y todo lo que pudiste querer
era todo lo que no podía ser.
No, siempre es un no,
y yo quiero ser tu jamás,
y si no es mucho pedir
quiero que toda tu nada sea para mí.
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