Quise ser una brasa
cuando tú ya eras una hoguera
y no hay nadie más para culpar,
solamente a estas ganas que nunca ganaron nada.
Tratamos de bailar bajo la lluvia,
pero el ruido de las gotas no nos dejó escuchar la canción,
soltaste mi mano y me dejaste varada en medio de la nada.
¿Realmente perseguiste la chispa
o solo estabas huyendo del fuego?
Ahora todo está en cenizas,
pero no sabes en qué urna están guardas.
Ojalá hubiésemos cambiado la sangre del atardecer
por un cielo sonrojado antes del anochecer,
lo rojo nos persiguió como si fuéramos un blanco perfecto,
sonó un relámpago para distraer el disparo,
¡qué maravilla de entretenimiento!
¿no estás feliz por eso?
Me hundí en tu mirada
y luego me ahogué con mis lágrimas,
entraste por mis grietas
y de tu camino solo fui una piedra.
Me enredé en los hilos
y luego los cortaste,
¿realmente estabas tratando de salvarnos
o solo querías dejarnos?
Nuestras estrellas jamás se alinearon
y traté de culpar al cielo,
ahora tú estás más lejos
y ni de cerca estás del arrepentimiento.
Estábamos destinados a fracasar,
tú ya habías ganado una vez
y eso no sucede siempre dos veces,
tendré que hacerlo mejor en la próxima ocasión
o mejor no.
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