Adéntrate en mis alas,
que llevo tus plumas
en mi garganta
para que suavicen los nudos
que nos volvieron mudos,
quiero romperlos
en un duelo o vuelo,
estoy lista para salir disparada
y no salir herida.
Adéntrate en mis alas,
profundiza mi volar
y hazme espacio en tu estar.
Elévame en la caída,
no me des por perdida,
y enciende a mi almohada
con las plumas
que atraviesan las jaulas,
adéntrate en mis alas,
no te quedes solamente en mi atrapasueños,
volemos, vivamos.
Tal vez las aves
no son más que sombras celestiales
y espumas en las nubes.
En sus melodías
espero que me cuenten de tus días,
siempre estoy tratando de atarme a tus garras
para que puedas romperme,
pero adéntrate en mis alas y libérame.
Te guardo en lo estelar
como si me llevaras en el palpitar,
el hueco que dejaste lo utilizo como nido
en vez de nicho,
si mi cielo se torna en duelo
yo en él vuelo.
Hoy, después de no sé cuánto tiempo, volví a ver un pecho amarillo, me acerqué con cuidado porque Ronda y Tessa estaban dormidas, aunque a lo que no quería asustar era al pájaro, pero salió disparado, ahí está (su vuelo o la sombra celestial, qué sé yo)
Hace semanas vi un video de un pecho amarillo siendo funado, y en mi mente fue de: Él no es un chico malo, solo quiere ser el mismo. Aunque los pechos amarillos que me ha tocado contemplar son bastante agradables.
En el cafecito que fui hoy, habían dos gorriones peleándose, muy primaveral y poético, muy 21 de marzo.
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