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Algún cuento por culpa de un sueño

Quedaron de verse allí,

ella jamás llegó,

solo dio un paso

quemando su destino

hasta convertir su vida en cenizas.


Él espero y espero,

ahora todo su tiempo

está atado a un pasado.


Él la sigue buscando,

trata de reconocer un pedazo de su alma

o una señal de vida,

mantiene un ciego optimismo

creyendo que puede volverla a mirar.


Ella jamás llegó

y él sigue yendo al mismo sitio

con la esperanza de que el calendario de ella hubiese quedado atrás

y siendo esa la razón por la cual ellos no pudieron avanzar,

o tal vez él tenía la esperanza de que el reloj estuviera descompuesto

y por eso no encontraron su momento.

Tal vez ella se confundió en el tiempo

y algún día asistiría a ese sitio.

Pero no, el tiempo de ellos había finalizado

y su historia jamás había comenzado.


Ella voló como una hoja de papel,

en sus alas estaba escrita la historia,

ellos serán leyenda algún día

y ninguno de los dos lo sabía.


Él seguía apareciendo en el mismo sitio

con la misma rosa que cortó de su jardín,

la rosa se niega a marchitarse

antes de entregarse,

fuera demasiado cruel deshojarse antes,

la rosa espera y espera

como si ella llegara junto con la primavera.


Desde aquella noche,

las estrellas no se atrevieron a encender el mismo brillo

como si todo siguiera igual,

ellas sabían lo que había sucedido,

una estrella nació el día en el que ella falleció,

el la contempló y adoró,

sintió que había sido creada para él,

en parte así era,

la presencia de su estrella lo podía llenar,

sin embargo la ausencia de ella en la tierra lo vaciaba,

llenándolo de dudas

y jamás llevándolo hacia la verdad,

estuvo frente a él todo el tiempo.


Todas las noches se quedaba hablando con esa estrella,

sobre sus sueños de la vida que jamás fue,

a veces pasaba una estrella fugaz

y él seguía pidiendo de deseo estar junto a ella,

sin saber que ella se fugaba para pasar más cerca de él,

y le respondía con un “yo también te quiero”.


Él podía consultar su destino a través de las estrellas,

jamás pudo leer lo que decía una de ellas,

era ella,

lo podías notar por la luz que desprendía

como cuando ella lo miraba a él,

lo podías captar por lo sentimientos que manifestaba,

en sus noches más oscuras lo iluminaba,

esa estrella transmitía tantas cosas, era ella.


Yo estoy enfrente a él

y ella está a su lado,

ojalá él lo supiera,

ella lo amo y se arrepiente

de no habérselo confesado

cuando su corazón aún latía,

aun así le entregó su corazón vivaz.


Desearía que él supiera

que ella sostiene cada pieza de su corazón

y trata de besarlas para pegarlas.


De tantas partes del cielo,

ella se quedó en ese lugar,

donde él siempre iba esperando que ella llegara,

pero solo buscaba por los lados,

sintiendo el vacío,

y fue la luz de aquella estrella

lo que le permitió no desvanecer en su oscuridad.


No importaba la distancia,

la vista llenaba su alma,

contemplar esa estrella era sentir su corazón,

era sentirla a ella,

era volver a tener un alma.


Desde aquella noche,

las estrellas no se atrevieron a encender el mismo brillo,

le abrieron paso y destellos a la nueva estrella

y ninguna brilló igual,

él le puso el nombre de ella

sin saber que la estrella ya era

quien él quería que fuera.


La estrella le pertenecía a él,

porque ella no permaneció a su lado.

Ella era su destino

y volvería a aparecer en su destino

a pesar de que las nubes la ocultaran,

a pesar de que la muerte se le llevara,

ella era de él y no le importaba lo que podría suceder,

ellos encontrarían el camino de regreso.


Quedaron de verse allí,

ella jamás llegó,

solo dio un paso

quemando su destino

hasta convertir su vida en una estrella.

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