Mi vida,
una cámara analógica
con los rollos deteriorados,
en memorias no capturadas,
vividas, no,
presentidas, sí,
presenciadas fuera de sí,
sin presente alguno,
con meramente pretensiones,
¿qué es lo que estabas esperando?
Disparos de luz,
invisibles heridas,
y sangro todavía,
mancha ausente,
la marcha de un guante,
solía rodear tu canto
y ahora eres un canto rodado,
te encuentro en mi zapato
y piso fuerte tratando de escapar,
pero te clavas en mí,
entonces te llevo
y no quiero hacerlo, así que te dejo en un trovo
y me quedo.
Mi ser en una revelación,
tú, alma instantánea,
la vida de cámara analógica
con sus rollos deteriorados,
en memorias que no pueden capturarse,
pero todavía puedo verte
como una película con una cinta ya no magnética.
Mi vida,
una cámara analógica con los rollos deteriorados
en memorias no capturadas.
De mi ejercicio, resaltó más esa parte. Así que definieron mi poema como algo nostálgico, pero bonito (sí les gustó, pero no recuerdo los comentarios tal cual, solo sé que me sentí Jonathan Larson en la escena de la película de "lluvia de ideas" para el producto).
curiosamente andaba feliz escribiendo esas letras, aunque acepto que la nostalgia es un defecto de fábrica y el efecto de mi poesía, no es queja.
La cámara que me regaló mi abuelo (a mis primos y hermanos les tocó soportar):
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