Aún puedo recordar aquel amor,
jamás lo tocaste,
pero se traspasó a mi ser,
está debajo de mi piel
manteniéndose seguro de toda la guerra de afuera
y era por mi paz que quería que dejaras una marca.
Aún puedo recordar aquel amor,
solía encender velas para mantenernos calientes
y quizá solo era para ver a las chispas bailar alrededor de nosotros,
no eran luciérnagas, no había vida de por medio,
los corazones enmarcados no son destellos.
Los amores intactos florecen para sí mismos,
y no importa cuanto crezcan, nunca alcanzarán a su amante,
dejé caer todos mis pétalos preguntándome
si algún día ibas a quererme o no
mientras tú arrancabas una flor para demostrarle tu amor,
¿tu amor ya se secó?
Hay cicatrices en mi cuerpo
y ninguna me recuerda a ti,
hay heridas en mi corazón
y ninguna sangra como tú.
El amor intacto se encierra
y yo no quiero vivir amando a un fantasma,
dame vida o déjame vivir sin que algo de ti aparezca por ahí
recordándome lo tonta que he sido.
Había estado herida antes,
por eso quise un amor intacto,
pero también me lastimó la manera en que mis manos permanecían vacías
mientras mi corazón se reprimía al sentir un poco de amor.
He escrito un par de veces sobre los amores intactos,
sírveme otra ronda,
tal vez me atreva a hablar de ti,
le di tanta rienda al silencio
que me ahorcó.
Tal vez los amores intactos sean los eternos
porque jamás vamos a arrojarlos al olvido,
y no hay memorias reales en ellos, solo anhelos.
Tal vez los amores intactos sean los eternos,
son los que siempre sentiremos
y cada noche nos preguntamos ¿qué hubiera pasado?,
entonces soñamos.
Inventaríamos historias
solo para aliviarnos de la realidad,
pero cuando dejemos aquella nube
nos estrellaremos en el suelo,
romperemos nuestro corazón
porque aquellas manos jamás lo sostuvieron,
los latidos jamás se entrelazaron
y si alguna vez sucedió algo fue en silencio,
será mejor que la próxima palabra sea en braille
para poder tocarla y sentirla.
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