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Carta

En aquel cumpleaños tuyo leí Cartas a Milena,

ese día me llené de fechas

de cuando ni siquiera existíamos,

traté de quedarme ahí, en el antes de ti,

solo así podría vivir.


Siempre que leo correspondencias o diarios

busco la fecha de tu cumpleaños,

trato de tomar otro lugar,

acercarme lo más a ti

cuando tú no eres tú

y ahora no sé quién eres.


Incluso antes de conocerte

y desde el principio de mi vida

ya celebraba tu cumpleaños,

ahora no felicito a nadie en ese día.

Nos conocimos lejos de la infancia,

pero tú y todos los niños

siempre (se) celebraron (en) mi cumpleaños,

al menos nunca podrás olvidarlo

incluso cuando en tu vida

ya no esté ninguna de mis memorias.

Y tal vez algún día,

vuelvas a celebrarlo,

cuando tengas hijos,

pero algún día no me importará

lo que hagas o no hagas con tu vida,

de todas maneras sé que ahí no voy a estar,

¿cómo es que me puede afectar?

“si pudiera dormir como me hundo en el miedo,

ya no estaría vivo".


En este cumpleaños mío

falleció un poeta,

hace poco lo había leído,

gracias a él llevo una pluma en mi bolsillo

por si me encuentro con alguien,

pero no me encuentro con nada

y me siento tentada a escribir sobre la nada,

sobre lo que no encuentro,

sobre lo que he perdido.


Kafka escribió algo en tu día,

al final de la carta no escribió “tuyo”,

la renuncia del ser me habló acerca de ti

y yo ya no tenía nada qué decir.


Subrayé varías líneas de sus cartas,

me debilité página por página,

tal vez tú también eres un cuchillo*,

pero ya estoy demasiado cansada de sentirme herida,

eres más fuerte que mi sangre,

y no puedo transcribir mis latidos,

la única verdad es que “formas parte de mí,

aunque no vuelva a verte nunca”.


Y no sé de ti,

“mientras yo aquí,

sentado ante mi mesa,

dejo la pluma

y apoyo el rostro en la mano”

pero “estoy cansado,

no sé nada y no querría

sino poner el rostro en tu regazo,

sentir tu mano sobre mi cabeza

y permanecer así por toda la eternidad”.


Y no juzgué a Kafka

cuando le dijo a Milena

una y otra vez

que ya no le escribiera más,

yo jamás escribí eso,

pero jamás volví a escribir,

sé que yo también soy un tanto culpable,

confío en que, si alguna vez te ha importado,

sepas perdonarme así como yo lo he hecho contigo,

y en caso que jamás te haya importado,

no tengo por qué lamentarme.

Estamos bien.


Y yo también tengo insomnio

y tuve un sueño como Franz,

“el sentido de la respuesta era que no vendrías

y que la única concesión que podrías hacerme

era permitirme que esperase.

«No esperaré» decía yo en voz baja,

y como creía que no lo habías oído

y era mi última carta, te lo gritaba mientras te ibas.

Pero a ti te daba igual”,

nunca estuve más despierta.


Mis Dioses reinan en la soledad,

soy bastante cercana a ellos,

“si vienes hacia mí, saltas al abismo”

“yo, simplemente, pertenezco al silencio más profundo,

eso es lo adecuado para mí”.

entonces me entregaré a lo que ocurre solo en mí interior,

esa es mi labor,

como Keaton

o como Jon,

y sobretodo como yo.


En aquel cumpleaños tuyo leí Cartas a Milena,

ese día me llené de fechas

de cuando ni siquiera existíamos,

traté de quedarme ahí, en el antes de ti,

solo así podría vivir,

entonces seguí

y aún no sé por qué me detuve a escribir esto,

sobretodo cuando sé que no significa nada.

En este poema, las citas fueron tomadas del libro que reunió la correspondencia de Franz Kafka con Milena, por lo tanto, colocaré las respectivas fechas de las líneas, que es lo único que varía de los créditos correspondientes.


*cuchillo, referencia a "“Tú eres lo que más quiero; amor es que tú seas para mí el cuchillo con el que escarbo en mi interior” escrito el 14 de septiembre de 1920." (y en el documento del poemario, sin querer le tocó a esta cita el símbolo de una espada jaja)


"si pudiera dormir como me hundo en el miedo, ya no estaría vivo" 23 de junior de 1920.

“formas parte de mí, aunque no vuelva a verte nunca”. 12 de junio de 1920.

“mientras yo aquí, sentado ante mi mesa, dejo la pluma y apoyo el rostro en la mano” 10 de julio de 1920.

“estoy cansado, no sé nada y no querría sino poner el rostro en tu regazo, sentir tu mano sobre mi cabeza y permanecer así por toda la eternidad”. 21 de julio de 1920.

“el sentido de la respuesta era que no vendrías y que la única concesión que podrías hacerme era permitirme que esperase. «No esperaré» decía yo en voz baja, y como creía que no lo habías oído y era mi última carta, te lo gritaba mientras te ibas. Pero a ti te daba igual” 14 de junio de 1920.

“si vienes hacia mí, saltas al abismo” 13 de junio de 1920.

“yo, simplemente, pertenezco al silencio más profundo, eso es lo adecuado para mí”. Noviembre de 1920. Y ese mismo día: “No puedo hacerte comprender a ti ni a nadie lo que pasa en mi interior. Cómo podría hacer comprender por qué es así; ni siquiera puedo hacérmelo comprender a mí mismo. Pero esto no es lo esencial, lo esencial salta al avista: en mi entorno es imposible vivir humanamente”.


¿Aquí es buen momento para decir que cuando la primera vez que leí a Kafka, al día siguiente en la bolsita de Péndulo en honor a él, se me apareció un bicho bastante parecido? nunca antes había estado ese bichito por aquí, fue una bonita coincidencia. Aunque él Kafka se molestaría, sobretodo porque el insecto es una metáfora, ¿pero a quién le importa lo que Kafka diga? Ni a su mejor amigo, que publicó las obras que tenía que quemar, o las ediotoriales que él mismo les dijo que no pusieran un bicho en la portada. Así que a mí menos. (es broma, tqm a Kafka).

Iba a volver a leer cartas a Milena para hacer un mejor poema, pero tengo como 100 libros pendientes que leer, 100 poemas que según yo quiero escribir antes de que acabe el año (pero mejor me espero al otro) y lo que tengo que re-leer y re-escribir mío, así que nada.

Y bueno, Kafka era un infiel, su imagen de solitario es un tanto cierta, pero eso no le quitó lo mujeriego, aunque de todas maneras él y Milena siempre fueron amantes, siempre condenados.

La mayoría de las cartas fueron de 1920, hay una que otra en los otros dos años, cartas distantes, palabras distantes como ellos, tanto mismos y con el otro. Y quién soy yo para juzgar.


 
 
 

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