He estado viviendo en un cementerio,
siempre hay niebla rodeándolo
y no importan los rayos del sol,
no hay nada que la pueda partir,
dentro de aquí no hay nada que pueda existir.
Las palabras del epitafio
te dejan en silencio,
el imperio cayó
y en cada tumba
reina una ausencia,
me inclino hacia a ti
esperando sentir un beso en la frente
y solamente siento la brisa de la niebla que dejaste.
He estado viviendo en un cementerio,
retumba el eco
y aún se escuchan los pasos
de alguien que jamás llega,
y soy yo quien se acorta
en tu interferencia.
He comprado flores artificiales
solo porque no soportaría verlas marchitarse,
¿recuerdas nuestra vida?
solíamos vivir en un gran jardín
y ahora la maleza está cubriendo tu tierra,
me enredo entre sus ramas
para sentirme en el abrazo que ya no me das.
¡Bienvenido a este camposanto!
hay más esperanzas en los campos de batalla.
¡Bienvenido a este campo santo!
siento como la vida se me está yendo,
pero estoy muy ocupada visitando tumbas
mientras huyo de mi cadáver,
no puedo hacer nada, más que esperarte.
Algunas tumbas lucen como si fueran trofeos
¿me puedes decir de qué me perdí?
huelo a cementerio,
siempre me estoy pudriendo por dentro.
Sigo escuchando los pasos
de alguien que jamás llegó
y sigo el sonido
hasta escuchar mi grito.
Déjame si quieres,
eso no cambiará que terminarás acá.
No me dejes aquí,
me parte el corazón
sostener a tu fantasma.
He estado viviendo en un cementerio,
siempre hay niebla sobre él,
un pasado contenido
te deja tendido
sobre un epitafio
grabado con la premonición
que ignoraste en un sueño
y ahora no puedes despertar
nunca más.
Entre tantas cruces
no sé dónde quedó Dios,
porque yo le pedí que te quedaras conmigo
y ahora no puedo salir de este cementerio,
esto es una especie de maldición,
tú has olvidado mi entidad,
al menos ten un poco de piedad.
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