Mi abuelo decía que era mejor
tener un cenicero enseguida de la cama
en vez de una lámpara nocturna
y ahora logro entenderlo.
En estas noches
todo se ha estado consumiendo
y ahí sigue el cenicero,
abrazando al vacío
y besando la ultima chispa de esperanza.
La lámpara se precipita ante la noche
y no hay nada que me pueda mostrar,
más que sombras
que quiero olvidar,
que me atormentan más y más
hasta que no queda nada.
Despierto en medio
de la madrugada
con cierta pena
y el cenicero alumbra más
que cualquier lámpara
en las noches desgastadas
y es ese vacío
el que no quiero llenar,
de alguna manera me reconforta.
Mi abuelo decía que los ceniceros
te salvan de la morriña,
pues están en cada parte que vayas
y ahora lo entiendo mejor.
Todo se consume
y todo termina en un cenicero,
tú siempre lo supiste,
pero la lámpara de noche jamás lo entenderá,
ella siempre quiere mostrar cierta esperanza
incluso en la noche más oscura
y no hay ninguna grieta donde la luz pueda atravesar,
solo un cuenco que te atrapa.
Mi abuelo no dijo nada, pero sí dejó varios ceniceros en la casa y en mi habitación dejó uno, en estos días tomé este porque está bonito y quise escribirle un poema (a veces hay que dar cierta voz o alma a las cosas), pensé que se lo merecía (el cenicero, no mi abuelo)
Desde hace tiempo tenía la idea de escribir algo sobre el cenicero y solo había escrito los tres primeros versos, hoy tuve que "hacer tiempo" mientras un amigo (Ricardo) terminaba unos asuntos para luego llamarme y hablar de la vida, así que por mientras y sin ninguna prisa, tomé una hoja para escribir una que otra idea para luego relacionarla mejor (según yo) en un poema, y cuando llamó yo ya tenía todo anotado en escarabajos , así que cuando terminó la llamada rápido fui a escribir el poema.
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