Cada vez que despierto
vuelvo a tener el mismo sueño,
aquel en donde vuelves en el amanecer,
así que me quedo esperándote
y sangro en el atardecer,
la noche me hace sentir tan solitaria.
Tratar de soñarte
es despertar cansada
porque no sé a cuántas camas
de distancia estás,
¿y quién dice que lo quiero saber?
Cada vez que despierto
vuelvo a tener el mismo sueño,
tu fantasma no se desvanece entre mi sábana
y me rompo las costillas
tratando de olvidar las piezas de mi corazón.
Pude sentirte en el horizonte,
pero tuve miedo de llegar
y darme cuenta que realmente no estabas.
Tal vez solo es tu recuerdo
colgando en mis pasos,
deshaciendo mi suela
en vez de tu huella,
nada te borra
y escribir poemas no ayudará,
pero ¿qué lo hará?
Cada vez que me levanto
sé la pesadilla que será dejarte atrás,
tal vez debería hacerlo,
y a pesar de lo que siento,
no quiero.
Me duermo pensándote
y la madrugada se hace de estrellas
tratando de conectarse
mientras le cuento a la luna
como nos hemos desalineado,
ella dijo “todos estamos hechos de distancias
y en la vida se recorre más.”
Cada vez que despierto
vuelvo a tener el mismo sueño,
entre mis ojos cerrados
también te busco.
Sigo diciéndome que mañana te dejaré ir,
pero me quedé en el ayer,
y si todo cambió
¿por qué mi corazón no?
ni siquiera sé si esto es amor.
No sé cómo me encontraste,
entre mis recuerdos aún estamos bien,
no debes preocuparte.
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