Te mostré mis piezas rotas
y te quedaste en silencio
escuchando los crujidos,
trataste de entenderlas, entenderme,
pensé que te ibas a ir
porque las personas solo saben amar lo que está completo,
sin defectos.
Jamás traté de pintar lo blanco y negro de mí,
somos una película vieja,
pensé que ya me sabía el final,
pero te quedaste para una escena más.
Me aceptas con mis defectos,
no sé si sepas que es una virtud querer así.
No te molesta mi sinceridad,
aun cuando mis palabras te apuntan y te hacen sangrar.
No te molesta mi sinceridad ni mis silencios,
en ambos me dejas ser.
Hemos sabido como acortar la distancia,
construimos un sitio en medio de las piezas rotas,
conozco el ruido de tus zapatos,
por todas las veces que regresabas.
Hemos sabido danzar en la cuerda floja,
le hemos dado canciones a los nudos de nuestra garganta.
Aquel mensaje,
creí que sería el final
así que dije que todo lo que tenía que decir,
pensé que te molestarías y me llamarías loca,
o tan solo que no responderías,
pero no lo hiciste,
dijiste que te gusta más esta versión de mí,
más abierta, sincera, más real.
Jamás pensé llegar a conocer a alguien por su silencio,
pero en estos últimos meses lo he hecho,
has estado deshecho.
No te molestaste con mi enojo,
viste a través de él, de mí, de ti.
Te gusta la profundidad de mis pensamientos y sentimientos,
y cuando estoy estancada sabes que también estoy siendo sincera allí.
Te agrada que sea yo misma,
sobretodo la versión que estoy revelando,
sin fotografías.
Pensé que te molestaría leer tus iniciales al final de mis poesías,
otra vez me equivoqué, el confiar en ti fue acertar,
aunque aún tengo dudas sobre los últimos meses,
pero esperaré a que te sientas listo para decirlo.
Ignoré tus mensajes por un tiempo
porque realmente tenia miedo de lo que podías decir
y sabía que no tendría una respuesta perfecta,
todo es tan incierto,
ambos somos tan inestables por separado
que a veces parece un desastre estar juntos.
Me gusta saber que puedo contar contigo
y que no solo quieres de mi infinito.
Gracias por estar ahí
para mí,
después de todo,
después de nada.
Gracias por permitirme ser
aun cuando estoy dudando sobre quien soy.
Gracias por darme el coraje de enfrentarme
para conseguir la paz entre nosotros.
Gracias por darme el coraje de ser sincera
y poder encontrar las palabras para arreglar la historia.
Gracias por dejarme estar ahí,
cuando no quieres que nadie esté cerca de ti.
Gracias por esta amistad,
por estos años,
aun cuando en el último año tuvimos escasos momentos.
Sé que cuando esto termine definitivamente
no me arrepentiré de nada,
porque sé lo que entregue y sé quien fui,
como nadie, como nunca,
gracias por permitirme ser.
Contigo nunca he dejado nada para después,
así que cuando esto de fin
no tendré ningún arrepentimiento,
solo un inmenso agradecimiento,
el cual se escribirá en todo el cielo cuando sea el atardecer,
tú entenderás aquel mensaje y sonreirás aunque yo no te pueda ver.
Gracias por no irte
cuando me rendí.
Gracias por haber contestado mi primer mensaje
aun cuando, tal vez pensaste, “que niña tan rara”,
aquel mensaje nos permitió conocernos,
pero agradezco más que hayas respondido aquel mensaje donde me expresé como nos estábamos desconociendo.
Siempre huyo cuando las cosas van mal,
pero tú tomaste ese lugar
y fui yo quien tuvo que mostrar el vacío.
Siempre huyo cuando las cosas con alguien van mal,
pero me aterraba la idea de perderte
así que junté mi coraje para pedirte que juntáramos las piezas y lo arregláramos.
Gracias por ser mi amigo,
gracias por ser conmigo,
después de todo,
después de nada.
El cielo será rojo
como la intensidad de nuestros viejos corazones.
El cielo será azul
como la agonía de la nostalgia que nos consume.
El cielo será negro
como la oscuridad que nos ciega en todos los sentidos.
El cielo siempre será aquello que nos hace ser,
aun cuando estamos vacíos por dentro,
después de todo,
después de nada,
puedo prometer(te) esto.
El cielo rojizo me recuerda a ti,
siempre me permitiste pintar mi vida
o mostrarte mis colores,
después de todo,
después de nada.
Estoy muy feliz de escribir esto, pensé que siempre escribiría sobre Eduardo en tiempo pasado y expresándome del nunca, donde estábamos atrapados, pero decidimos tomar un momento para arreglarlo. Él sabe que lo quiero, jamás podría negar eso y no creo que haya nada que me haga cambiar ese sentimiento, después de todo y de nada, sé que lo digo en serio. Eduardo es de las personas mas significativas para mí, en estos cuatro años he aprendido tanto de mí gracias a él, porque en cada momento me ha permitido ser. En todas mis relaciones (de amistades/familiares) siempre he tenido un constante sentimiento de inseguridad, de alguna manera con él siempre he conocido mi valor, tal vez por eso me he entregado y confiado en él de la manera que lo he hecho, como si nada en mí se pudiera romper. Jamás he confiado en un hombre como lo he hecho con él, jamás he tenido miedo de que vea vulnerable, de que vea aquella parte de mí que siempre oculto ante todos, después de todo y de nada, es bueno ser. Posiblemente él tenga otra imagen de mí y no tengo miedo de verme en el espejo hoy. Soy pésima para saludar a alguien y buena para las despedidas, con él tome la valentía para hablarle aquella noche de febrero y dejé a un lado mi cobardía para arreglar nuestro desastre de meses.
Te quiero mucho, perro malagradecido.
Yo solo escribo, mi historia y tu interpretación de la poesía pueden ser distintas, pero siéntete libre de compartirme tu interpretación, opinión, la frase que más te haya gustado o lo que quieras en los comentarios. Gracias por leerme.
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QUE HERMOSA POESÍA.
Creo que aquí te permitiste ser realmente tú. Permitiste que esa honestidad y sentimientos que hay en ti, por fin salieran, sin miedo a nada, sin miedo a nadie.
Es muy bonito tener ese cariño para alguien y luchar por recuperar lo perdido, cuando realmente vele la pena. No lo conozco, pero a través de ti, me cae bien.