Con cuánta (in)tranquilad
descansa la pesadilla
que aún no he soñado,
pero estoy segura que atravesará una de mis noches,
está esperando que el rayo parta a mi cielo
para no poderme preguntar por dónde entró.
Con cuánta (in)tranquilidad
descansa la pesadilla
que aún no he soñado
y no sé quién tiene más ansiedad
si ella o yo no por poder dormir.
No quiero pensar en cómo debe sentirse ese amor
que aún no conoce mi corazón
y con tanta tranquilidad va andando
sabiendo que aún no se ha tropezado
(conmigo).
Cuánta indiferencia a este orgullo,
cuántas bases construyeron este templo inestable,
en el castillo de mis inseguridades
todos reinan, menos yo
y aun así soy la puta dinastía.
Este volcán en calma
sabe más sobre las nubes
que del humo.
He estado tratando de llamarte
y yo misma me mandó al buzón,
cuelgo antes de dejar un mensaje
porque soy un sobre lleno con defecto en la estampilla,
y esta carta por más que quiere llegar, no se manda.
He estado tratando de sentirte
y luego dejo de ser yo
por querer ver el horizonte al revés,
negándonos a lo vertical
porque no lo podemos alcanzar.
No sé cómo comenzar
con lo que tendrá final,
dime que me sabrás esperar
y prometo enseñarte este vivir que me tiene
por no tenerte.
Crucé tantas vallas
y nunca pude entrar a casa.
Sé que jamás le podría pedir a alguien quedarse a mi lado
porque sé que no pertenezco a ningún lado,
así que vete antes de que llegues,
sálvate si puedes.
El colibrí de mi jardín
acaba con todo lo dulce de mis flores,
pero no me amarga,
cada tarde espero que vuelva,
a veces llega de mañana
y no sé si yo llego tarde o temprano,
¿qué es el tiempo?
una perspectiva del reloj,
las agujas girando no son lechas que nos anuncien algo.
El monstruo debajo de mi cama
ha de estar descansando bien cómodo
sabiendo de los demonios que dejo reposando en mi almohada
cada vez que me acuesto.
Justo ahora no me puedo levantarme ni luchar,
di una vuelta para cambiar de lado de mi cama
y créeme que gasté toda mi energía en eso,
aunque lo sé, no significa nada, ahora déjame descansar.
Ahora comprendo todo un poco más,
tanto que sé que no quiero saber nada,
nada, absolutamente e irrevocable nada.
Créditos de la ilustración a: Miles Johnston (@miles_art)
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