Deja que el cuerpo se entere del duelo,
vistámonos,
retengamos el alma de blanco,
como aquella pureza que soñamos.
Deja que el cuerpo se entere del duelo,
¿por qué no uso mi vestido de novia
para tu funeral?
tú y yo otra vez estamos en un altar,
pero esta vida eterna de la que hablan
suena diferente como la que nos prometimos,
Francis, ¿a dónde has ido?
Necesito que hasta mis huesos sientan calor,
necesito bañarme con los rayos del sol,
el vitral de aquella iglesia es todo lo que me queda,
una divinidad que te posee ahora,
deja que el cuerpo se entere del duelo,
vistámonos,
retengamos el alma de blanco,
como aquella pureza que soñamos.
Parte del poemario que debe estar escribiéndose sobre La dinastía de la decadencia, Mary Stuart.
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