Mis latidos se han sentido como disparos,
hay un agujero en mi corazón
y aún no descubro que es peor
si sentirme mal o no sentir nada.
Hay tantos desastres
que no sé en que debo preocuparme
u ocuparme.
Sé que te dije que estaba bien,
pero en la siguiente noche
no pude dormir por estar llorando.
Aún finjo que no pasa nada
porque no sé que es ese “algo”
que me derrumba,
tal vez es todo lo que he cargado.
He pensando en recaer en aquella mierda,
solo que no tengo la energía para volver a superarla
y tal vez esta vez no estaría sola,
pero de todas maneras aprendí hacerlo por mi cuenta,
no me atrevo a molestar a alguien con lo que me pasa.
Todavía no aprendo a sanar
y ya ni siquiera intento soñar,
antes de alinear a mis estrellas
todas se apagaron
y así son mis noches.
Decepción es todo lo que he sido,
estoy harta de ser quien soy
y sé que estarías mejor sin mí.
No quiero perder el control de nuevo,
mis fuerzas se están debilitando
y trato de tomar aire,
pero no puedo soltar lo que traigo dentro.
Ninguna de las psicólogas me ha diagnosticado,
pero qué respondes cuando dices que quieres morir,
nunca tuve sentido de vida
y la guerra de mis 13 años destruyó
todo lo bueno que alguna vez pude ser.
Odio hablar de mis sentimientos,
supongo que tanta invalidación
ocasionó esto.
Mis pulmones pueden permanecer intactos,
pero hay algo roto en mi pecho.
Quise fumar hace años,
pero encontré otras formas de destruirme.
Una amiga me dijo que debería dejar de hacer chistes sobre algo,
supongo que soy buena mintiendo para que crea que no lo digo en serio.
Un amigo me preguntó por cómo me sentía
y preferí ignorar su pregunta,
él supo la respuesta sin escucharla,
tal vez luego hablare con él al respecto,
solo que no quiero que me vea como me veo.
Soy el cielo de una tempestad,
¿realmente Dios tiene piedad?
Ojalá me sepas perdonar.
Me he mantenido sobria tanto tiempo,
pero la cordura no ha vuelto a mí.
"No quiero perder el control de nuevo,
mis fuerzas se están debilitando
y trato de tomar aire,
pero no puedo soltar lo que traigo dentro".
Mi niña, te debo tanto... pero no tengo más que mis abrazos para sostenerte, mis oídos para escucharte, mi corazón para amarte, mis manos para no soltarte, mis pasos para acompañarte, mis débiles palabras y mi silencio, para no lastimarte más.
Toma de mí el control, la fuerza y el aire, y pásame a mí todo aquello que tengas que soltar y todo aquello que te haga mal, perdóname por tanto y a veces por tan poco.
Te amo, mi muñequita.