El daño que (me) hiciste puedo sanarlo
No quería aceptar que me habías hecho daño
porque quería creer que eras bueno,
sé que todos cometemos errores,
pero jamás entenderé por qué lo hiciste.
Cuando te enteraste de aquello en esa tarde de abril
me dijiste que te podías quedar esa noche conmigo
porque sabías que no estaba bien,
pero luego utilizaste esa oscuridad en contra de mí
y lo contaste como si fueran unas malditas estrellas en un cielo robado.
Aquella noche de julio
lloré mientras estabas al otro lado de la puerta,
sollozaba maldiciendo,
luego tuve que salir porque me estaba ahogando en esa habitación
y quería sentir la brisa del mar
para que mis lágrimas se sintieran acompañadas,
trataste de perseguirme
pero dije que todo estaba bien, ni siquiera podía voltear a verte,
a la mañana siguiente te despediste con un abrazo distinto,
no puedo recordar su sensación,
solo que sonreí en tu hombro
después de una de las pocas noches
donde fui tormenta que puedo recordar claramente,
ojalá pudiera olvidar las noches de este año
donde he hablado de ti hasta llorar sin parar,
lo dejaré continuar para sanar.
La semana pasada descubrí por qué siempre me han dado miedo los lazos,
no es por el abandono tal cual, aunque si lo atravesé antes de conocerte,
pero cuando mencioné la verdadera razón
no pude evitar pensar en que también me hiciste sentir aquello
y puedo perdonar cualquier daño,
a excepción cuando me hicieron sentir que me lo merecía.
Sé que entre nosotros quien se fue fui yo,
siempre supe que tus sueños nos alejarían,
pero no fue por eso,
sino por las pesadillas que me hiciste tener.
Los sentimientos no se equivocaron,
el sostener un corazón que deja caer
y no le importa si te vas a romper fue el error,
me está costando tanto el limpiar las heridas
porque jamás quise aceptarlas
y la sangre se ha secado y manchado tanto,
cada latido ha sido un suspiro
y a veces es tan cansado el seguir vivo.
Cerraste tanto mi corazón
cuando debí cerrar sus heridas,
tienes tu versión de los hechos,
lo sé, aunque no sepa de ellos,
pero dime qué asesino admite abiertamente sobre su crimen.
No maldigo tu nombre
solo porque ni siquiera quiero pronunciarlo
y agradezco que Aldair ya no me pregunté o hablé de ti,
aunque no le he hablado abiertamente de las heridas que están abiertas,
no es tan necesario porque es algo obvio,
él solía decir que no iba a encontrar alguien mejor que tú,
pero cualquiera podría serlo si permite ser,
¿tú realmente lo hiciste?
Fue un chiste cuando él le regaló a su ex la casaca que te prestamos,
pero fuera de bromas,
¿fue real aquel “te odio” que escribiste?
siendo honesta, parece de verdad
porque por lo que (des)hiciste
no es como si realmente me hubieras querido.
No quería aceptar que me habías hecho daño,
pero ¿cómo podría repararlo?