Soñé que era el fin del mundo,
el cielo se despedazaba
para construir un infierno
aquí en la tierra.
Todos deseaban huir
sabiendo que no había a donde ir,
no quedo de otra más que aceptar el fin,
los celulares sonaban,
se anunciaban las despedidas
y era bonito el agradecimiento por la vida compartida.
Todos se buscaban con la mirada,
no había ojos donde no pudieras ser reflejado, finalmente.
La gente se escondía
sabiendo que aquel escondite
se convertiría en su propio ataúd,
no existen los funerales
cuando todos están muertos,
pero ya sabíamos que los funerales son para los vivos.
El cielo se caía en pedazos,
no era así como quería sentir la luna
ni las estrellas.
No había sol,
pero todo estaba ardiendo,
hasta los corazones de los extraños
estaban dando calor,
antes que el cuerpo se enfriara por completo.
Nadie rezaba
pues todos sabían que pronto
estarían hablando con su Dios,
incluso en el peor momento
hay que tener fe,
al menos ya no había nada más que temer.
Cierra los ojos, todo estará bien.
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