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El reloj descompuesto y la veleta

Foto del escritor: ANMIR MARTZANMIR MARTZ

Nuestro tiempo

se esconde en un reloj descompuesto,

arráncale las manecillas

y conviértalas en alas,

¡cómo ha volado el tiempo

que me dejó sin respiración!


¿En qué nos hemos convertido

en todo este tiempo:

en un reloj descompuesto?


Y si fuéramos una veleta

estaríamos dando vueltas

incluso sin saber cuál fuera

nuestra verdadera dirección,

arráncale las flechas

y deja de dispararnos,

que he estado sangrando en toda dirección

sin tener en alguna parte de mí alguna sanación.

Nuestros momentos

se enterraron en la arena que cayó,

mi alma sigue buscando a tu alma,

aún no encuentra nada

y no sé qué fue lo que verdaderamente se ha perdido,

¿alguna vez hubo algo?

¿todavía existe algún valor en esto?


El engranaje dejó de encajar

y nuestra marcha dejó de dar.

Reloj descompuesto,

¿a qué hora te arreglarás?

Y si fuéramos una veleta

estaríamos dando vueltas,

el viento solo me hace cuestionarme por tu respiración

y respondo a través de suspiros sin ninguna verdadera contestación.

Arráncale las agujas al reloj

y trata de cosernos,

o conviértelas en alas,

que yo sigo abierta

como el mismo cielo de tu vuelo.

Y si fuéramos una veleta

estaríamos dando vueltas,

tal vez culparíamos al viento

de nuestros giros a causa de la inestabilidad,

menos mal que nos escondemos en un reloj descompuesto,

detenidos en el tiempo

en una vida que sigue transcurriendo.


Arranca las flechas de la veleta

y deja de dispararnos,

he estado sangrando en toda dirección,

tiñendo esta vida gris,

has convertido mi niebla en las nubes de los atardeceres.


Nuestro tiempo

se esconde en un reloj descompuesto

y si quito el reloj de mi pared

me daré cuenta que el hueco

está lleno de marcas,

de algo servirán las telarañas,

no nos dejarán caer,

¿todo está bien?


Y tal vez

si somos una veleta

esperando a que vuelva a soplar el viento,

a nuestro favor,

como si la vida nos debiera algo,

no, esa es cuestión de nosotros

(hacia lo que no somos).


Y qué puedo hacer

si todavía te quiero,

no lo sé

y a la vez

sí lo sé,

no hay más que hacer,

solo querer

y tal vez aprender,

aunque tú jamás lo vayas a saber.

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