Ya no tengo 19 años
para seguir creyendo
que tengo el tiempo de mi lado,
¿qué tal si esto jamás cambia?
me he hundido en un peso
y este será mi entierro.
No sabía que septiembre era sempiterno,
ha pasado cinco años y nada ha cambiado,
sigo cayendo en la báscula
esperando que con el golpe
se dañe y me dé otro peso,
no sé cómo sigo soportando esto.
Hace tiempo llegué a los 40 kilos,
pero cuestiones de la vida
me enfermaron el alma
y terminé vomitando
hasta volver al mismo peso,
recuperé mi espíritu,
no del todo,
mas no mi cuerpo.
La muerte no reconoce mi cadáver,
pesa cada uno de mis huesos
y solo me quedan 21 gramos,
lo mismo que dicen que pesa el alma
y quiero creer en ella,
pero estoy demasiado decepcionada de mí,
siempre estoy desvaneciéndome.
Todos saben que estoy muriendo
y les digo a mis amigos que no quiero un funeral,
así que me reúno con ellos para llorar,
mis cenizas se esparcirán en mi árbol favorito
así como Jack Pearson,
en la Ceiba de mi familia junto con los fantasmas,
y tengo la esperanza de algún día florecer,
que ya me cansé de este ser.
He pasado todos mis 20’s así,
¿podré llegar a los 30 años?
no lo sé, los últimos cinco años
no he podido llegar y mantenerme en los 40 kilogramos,
estoy en un momento tranquilo,
tuve que detener bastante mi vida para esto,
pero hoy me pesé
y la báscula marcó 39,
hay una pequeña esperanza,
ese era el número favorito de ella,
ahora le rezo para que su nieta pueda volver a los 47,
pero cuando alguieN me abandonó se llevó 10 kilos,
había otros tipos de castigos,
él jamás volvió y lo entiendo,
tal vez nunca merecí su alma,
pero necesito que me regrese mi cuerpo.
En estos días he perdido el apetito,
otra vez y no sé por qué,
tengo miedo
y no debería tenerlo,
lloro cuando tengo que hacerlo,
pero mi tristeza no me está haciendo vomitar,
es un pequeño paso y quiero ver el final del camino,
saber si lo valdrá,
de todas maneras voy a continuar.
En mi cumpleaños, Juan Pablo
me mandó un mensaje justo a las 12:00 a.m.
aunque donde está son nueve horas más,
él dijo “me alegra mucho que estés un año más aquí”,
sé a lo que se refería
y eso no le respondí,
pero le agradecí.
No sé cuántas veces lo he dicho
y lo diré una vez más
cada vez que tiemblo,
pierdo más a mi cuerpo
¿o es mi espectro
tratando de deshacerse de mí?
y la muerte sigue sin reconocer mi cadáver
y he vuelto a creer en Dios,
pero él no cree en mí
y cada vez le demuestro más que está en lo correcto
y está bien, porque yo solo creo en él en su versión humana,
solo Jesús entendería mi alma
y la arroparía con cuidado
como si hubiera algo celestial en ella.
Y no sabes cuánto odio el número 37,
incluso cuando lo marca el reloj,
ya no tengo el tiempo de mi lado
y ya no tengo 19 años
para creer que pronto lo superaré,
tengo que hacerlo,
me estoy deshaciendo.
Puse alguieN para no mencionar su nombre, porque me sigue dando vergüenza (el nombre fifas, no él, y con razón jamás volvió -mis traumas, mis chistes- ). Pero igual cualquier persona sabría a quiéN me refiero, pistas: fue un perro que se acabó su bolsa de croquetas y se fue de la casa.
Pero lo del peso igual fue mi culpa por no llorar (tenía la esperanza de que volviera) y mi cuerpo somatizó de la peor forma. Y yo jamás he vuelto a los 47,fue muy poco tiempo, pero cuando he perdido algo significativo (que si lo he hecho, una que otra vez en todo este tiempo) sí me permito llorar y que duela lo que tenga que doler, sin apresurar el proceso, mi alma decae, pero no mi peso, bueno, no 10 kilos de una.
El año pasado perdí un kilo y volví a los 37, terrible, generalmente ando en 38 (y no está bien, lo sé) pero ese número no me disgusta tanto, ahorita ando en 39, ya suéltame Diosito.
Sobre referencias, que en este poema aunque sea bastante personal si puedo decir:
Jack Pearson es un personaje de la serie This Is Us, qué alma tan maravillosa, lo quiero mucho. Casi le lloré a cada capítulo de la serie.
En el 39 nació mi abuela, así que durante toda su vida fue su número favorito, el 9 tiene bastante significado en la familia, en todos los nacimientos de sus hijos hay una diferencia de 2 años 9 días, menos uno, pero igual los números de su nacimiento si dan 9, con ellos todo da 9. Y mi abuelo nació un 9, se casaron en el 59. Yo nací en el 99, por eso fui la favorita. A veces yo también hago conexiones con la numerología y eso es raro porque no me gusta contar, pero en eso sí, cuando me conviene.
Juan Pablo es mi amigo más antiguo y tal vez el más cercano, pero si está leyendo esto, lo desprecio.
Y nada más, se vienen poemas muy personales, pero si puedo evitar hacerlo, (no) lo haré.
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