Ella tiene miedo
- ANMIR MARTZ
- 17 ene 2016
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 26 ago 2020
Irreconocible cuando sonríe,
imparable cuando está alegre,
es una belleza cuando tiene seguridad.
Es un sueño más en su realidad
en medio de la pesadilla
en la que no podía despertar.
Ella voltea alrededor
y observa cada detalle del lugar,
se da cuenta de la realidad
del mundo en el que vive.
Quisiera tener una nave
y volar en el infinito,
llegar a otro planeta
y ser el único ser existente,
porque aquí es una más,
nunca ha sentido que encaja bien
en el planeta tierra.
Tiene miedo que las tasas de té
se conviertan en botellas de vodka,
cervezas o cualquier tipo de alcohol.
Tiene miedo que las muñecas pierdan su chispa
y ella apagarse cuando alguien juegue con ella.
Tiene miedo que las varitas mágicas
se conviertan en cigarrillos.
Tiene miedo de ver monstruos en los arbustos.
Tiene miedo de ver las gotas de lluvia caer
y ella crecer dándose cuenta
que la gota que gane la carrera en la ventana del automóvil
no la hará convertirse en la mejor,
sino en una gota de lluvia fugitiva.
Ella quiere escaparse,
no deja de llover,
llora y se ahoga en sus propias lágrimas.
Cuando va al playa
ya no hace castillos de arena,
va a la orilla del mar
y quiere dejarse llevar por el agua,
que una ola la atrape
y que el mar se la trague.
Le encanta ver y escuchar
las olas rompiéndose con las rocas,
ella se rompe con cualquier cosa,
pero su sonido no es como el de una canción.
Los columpios no lo hacen volar,
se ha quedado en el mismo lugar.
Cierra los ojos,
pero al abrirlos
todo permanece igual,
solo el aire en su cara
y el cabello danzando.
Sus pies ya no chocan con las nubes,
no siente que llega al cielo,
se la vive en el suelo y a veces en el infierno.
No necesita de las resbaladillas,
está acostumbrada a tardar en llegar a alguna cima
y caerse en un segundo,
sin disfrutar donde estuvo.
Ha entendido que la luna no la perseguía,
ha entendido que la peor caída
no es la que tenemos cuando nos lastimamos las rodillas,
ha entendido que el peor dolor
no es el de los raspones,
y la peor marca
no son los moretones.
Ha contemplado que ya no es una niña,
ha crecido tan confundida
y no ha disfrutado de su adolescencia.
Ya no quiere ser bailarina,
ella desea ser salvada.
Ya no se reconoce,
se han empolvado sus sueños
y se han roto sus esperanzas,
su mirada deja de brillar,
sus ojos se cansan de llorar,
el sufrir la esta haciendo rendirse.
El hechizo terminó,
la infancia fue una etapa más
del crecimiento,
la infancia fue donde aprendimos a vivir
y parece que no hay ninguna lección para sobrevivir.
Quiere un hada madrina,
no le pedirá arreglarse para el baile,
le pedirá repararse para poder vivir bien.
Toca su corazón
y siente los golpes
de sus latidos.
El deseo de todo niño
se cumplió,
hemos crecido
y no sabemos de que manera vivirlo.
Ella puede ser quien sea
o tan solo puedo ser yo.
Yo solo escribo, mi historia y tu interpretación de la poesía pueden ser distintas, pero siéntete libre de compartirme tu interpretación, opinión, la frase que más te haya gustado o lo que quieras en los comentarios. Gracias por leerme.
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