El cielo está pintándose
para dibujarnos sonrisas.
En sus funciones no hay aplausos,
pero sigo admirándolo,
nos comparte de su magia
y le entregamos sonrisas queriendo conservar aquello.
El atardecer me hace reflexionar
y a la vez, soñar.
Me hace creer
en como el tiempo trabaja.
No cualquiera aprecia un atardecer,
a veces nuestras almas controlaran sus formas
y el cielo nos pinta el ser con su color.
El atardecer
con sus instantes bellos,
como tesoros del cielo
perdiéndose en parpadeos.
Llegue justo a tiempo al atardecer,
explotaron sus colores
y no hubo ningún tono,
todo era oscuridad:
algo del anochecer.
Llegar justo a tiempo al atardecer
me hace entender la importancia de un segundo,
me hace querer enamorarme del reflejo del alma
y querer estar contemplando el cielo
hasta admirar cada detalle del espacio con quien me complementa.
El día se pierde en el atardecer,
pero nuestra vida gana sueños por él.
Necesitamos dormir en las noches,
pero todo el tiempo queremos soñar,
necesitamos tomar esos recuerdos de lo que aún no ha pasado
y convertirlos en momentos verdaderos.
Atardecer:
última función,
el sol se está despidiéndose
y siendo lo que me hace querer decir “hola”
a lo que me proyecta el cielo y los deseos que van para acompañarlo.
Yo solo escribo, mi historia y tu interpretación de la poesía pueden ser distintas, pero siéntete libre de compartirme tu interpretación, opinión, la frase que más te haya gustado o lo que quieras en los comentarios. Gracias por leerme.
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