Me he estado convirtiendo en Emily,
acompañando la soledad con poesía,
en cada una de ellas habito yo,
pero aún no sé lo qué es el hogar,
he estado adornando el librero
mientras el resto la habitación está lleno de telarañas.
Me he estado encerrando para leer poesías
y pasan las horas,
pero hoy conocí la eternidad,
me he estado liberando,
ahora corro en un cementerio
sin miedo de rozar las cruces
o caer en las fosas.
He estado escribiendo, escribiendo y escribiendo,
busco cualquier papel para impregnar mi ser,
cualquier cosa de la naturaleza me llama con inspiración
y prendo una vela para escribirle en la oscuridad.
¿Fue la poesía lo que hizo loca a Emily
o solo lo que la evidenció?
Hace poco leí una colección de su poesía
y pude sentir el viento de Amherst
aun cuando no tengo ni idea del clima de allá.
Al final lo dicho se olvida,
lo escrito es lo que nos recuerda
y me siento tan jodidamente viva,
no tan jodida, solo viva.
He encontrado un humo que no puede asfixiarme
y incendié esta habitación solo porque el sol no entra por mi ventana,
hay luz, pero sigo buscando mi sombra,
es lo que me hace saber que sigo viva
y querer ver a través de mi miserable alma.
Créditos de la ilustración a: Haylee Morice (@hayleemorice)
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