No quisiste ser la sangre mi herida
y aunque lo intentaste
no pudiste evitar dejar una cicatriz en mí.
Al intentar borrarte
solo me manché más,
te dejaré estar
hasta que no haya ningún espacio por ocupar.
Preferiste desdibujarnos,
pero no pudiste borrarnos,
¿todavía nos imaginas
o la realidad puede más?
Tuve que colocar nuestro cuadro del otro lado
para que pareciera que estaba en blanco,
lo sostengo de vez en cuando
y por más que intento dejarme ir,
no llego a ti.
Nuestro sol ardió tanto
que ningún resplandor
sabe iluminarnos.
Jamás quise que me sostuvieras,
aun así congelaste mis huesos para mantenerlos
y luego dejaste caer a mi corazón.
Fuiste una obra inacabada
que se destrozó,
no te quedaste con ningún pedazo
y a la vez te quedaste en cada pedazo,
ahora te maldigo cada vez que te encuentro deshabitándome,
cada vez que tu ausencia empieza a aparecer ante mí.
Puedes ir tranquilo,
este tornado no llegará
a donde tú estás.
Puedes ir tranquilo,
mi terremoto no te sacudirá
aun cuando el fin es que te pueda derrumbar.
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