El alguna vez me dijo "la niña de la mochila azul" porque no me divertía con nada, supongo que se preocupó y a mi mamá la desesperó, mi abuela lo regañó. Solía ser muy enfermiza y aquella época era de las fiestas decembrinas donde yo me la pasaba llorando por el dolor de no tener una buena salud, en ese entonces era una bebé.
Él siempre tuvo una actitud positiva, siempre tuvo las fuerzas para salir adelante aunque los estudios negaban la posibilidad, él siempre demostró que nada era imposible, no sé si era demasiada suerte, pero casualmente él siempre decía que iba a salir de esa, y aunque entrara a otra, nada era demasiado para ese hombre fuerte. Llamaba para darnos las malas noticias y antes de finalizar la llamada decía "pero yo estoy bien y todo va a estar bien". Esa actitud positiva, su fortaleza, lo hace inmortal.
Me hubiese gustado que las cosas fueran diferentes, pero me quedaré con los recuerdos familiares y sueños personales.
¡Gracias por tanto, papá Tanito! Sobre todo por haber tenido a esa hija tan linda que es mi madre. Gracias por haber sido el compañero de la baraja de mi hermano, quien lo traía de aquí para allá en su infancia, con quien se sentaba a platicar por horas sobre cosas interesantes que hacen ésta vida asombrosa. Gracias por haber permitido que mi padre fuera su confidente para algunas cosas, y porque se acercó a él para que mi mamá no se alejara de la familia. Gracias porque a pesar de no haber convivido mucho con usted, sabía lo suficiente de mí: mi amor por la familia, mi pasión por la escritura, mi forma de valorar que arreglaba el mundo, mi parecido en la humildad y humanidad de su esposa, mamá Mercedes, su Merce, mi abuela.
Gracias por haber apreciado a la familia Miranda Martínez.
Gracias porque pensó en mí cuando vio las fotos familiares, aquellas fotos en blanco y negro, algunas sepia, esas fotos cuando sus hijos eran tan pequeños o unos jovencitos, porque me regaló algunas porque supo que yo las iba a guardar como un tesoro y contemplar mejor que al cielo. Porque usted se enteró mi amor y cariño por su hijo, Vick,y ahora le toca a él hablarle de mí.
Gracias por darme esos detalles que me dieron una gran alegría, porque al tenerlas en sus manos quiso entregármelos.
Gracias por ser la fuerza emocional de la familia, usted y Mache hacían un equilibrio perfecto, ella era la fuerza espiritual familiar.
Jamás terminaría de agradecerle por tanto, tanito.
Yo solo escribo, mi historia y tu interpretación de la poesía pueden ser distintas, pero siéntete libre de compartirme tu interpretación, opinión, la frase que más te haya gustado o lo que quieras en los comentarios. Gracias por leerme.
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