He entendido que tropezar es acertar
y que sí caemos es porque debíamos aprenderlo de cerca.
He aprendido que cuando nos herimos
sellamos nuestras heridas con saliva como los sobres de cartas
para que la cicatriz forme parte de una enseñanza imborrable.
Por mucho que duelan nuestras heridas,
luego le agradecemos a nuestras cicatrices
por todo lo que nos han enseñado.
Las cicatrices son una línea del tiempo del antes y después,
es un presente congelado.
Nuestras cicatrices jamás nos van a impedir dejar huellas,
solo son otro tipo de marca.
He aprendido que nuestra felicidad no necesita de una canción
porque nada la expresara mejor que la intensidad de nuestra carcajada.
Todo es momentaneo
pero queremos quedarnos en canciones y libros
para vivir por siempre,
pero cuando terminamos con esa historia,
la dejamos pasar porque no podemos soportar
lo que sostiene aquella canción, aquella frase subrayada,
aquel recuerdo que no tiene ningún momento ya.
He aprendido tanto
y a veces me quedo en blanco,
pero te prometo que mis aprendizajes
estarán reflejados en mi historia.
Yo solo escribo, mi historia y tu interpretación de la poesía pueden ser distintas, pero siéntete libre de compartirme tu interpretación, opinión, la frase que más te haya gustado o lo que quieras en los comentarios. Gracias por leerme.
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