No deberías de llamarme
el último día de este mes
como lo has hecho antes,
nosotros ya hemos terminado.
No digas que somos amigos,
porque esa dulce mentira
no puede hacer que
saboree la sangre.
Las líneas siempre fueron borrosas,
pero confiaba en ti,
las líneas se convirtieron en heridas
y aunque estén cerradas
me cuesta abrirme a alguien.
He hojeado nuestra historia
y el papel ni siquiera me ha cortado tanto
como el darme cuenta de lo herida que estaba a tu lado,
finalmente encontré la voz
que trataste de silenciar
y he aceptado la verdad
de las palabras que jamás quise pronunciar.
Desperdicié mi corazón en ti
y ahora cada vez que siento,
siento miedo,
siento el cuchillo retorcerse
aunque ni siquiera siga clavado en mí.
Aprovechaste de mi miseria
e hiciste más tragedia.
Tomaste el timón
y todos creyeron que te dirigías a un paraíso,
pero llevas el infierno contigo.
No sé si guardarte cariño está bien
porque me doy cuenta de todo el dolor que oculté,
tardé en darme cuenta de tus crímenes,
jamás diste un valor
y aun así lo robaste todo.
Me doy cuenta finalmente
que aquello jamás fue una alegría,
era una pena queriendo disfrutarse.
Estaba lidiando con tantos problemas
que no me di cuenta del desastre que provocaste.
En mis peores tiempos
aún te daba lo mejor de mí,
ahora estoy llorando
por qué no sé si realmente hubo algo bueno u honesto de tu parte,
todo fue un vacío y lo sabes.
Después de ti
me volví tan amante de estar por mi cuenta
por temer tener una compañía
que me haga sentir tan sola.
Si jamás te quisiste quedar,
¿por qué tuviste problemas con dejarlo ir?
Eres un completo imbécil.
En todo este tiempo he estado conociéndome
porque jamás me permitiste ser,
solo querías que fuera una versión
que no me acercaba a quien soy.
Todos me decían cómo debía sentirme acerca de ti,
querían darme un papel
solo por como la historia de desarrollaba
y supongo que fuimos buenos actores
que nadie vio más allá,
el vacío que cargaba.
Me mentí,
necesitaba creer en eso
porque no quería aceptar lo demás.
Estar a tu lado
me separaba definitivamente
del lugar donde debía estar.
Me dejé llevar por cada sonrisa
y después de ti he llorado
porque no me di cuenta
que aquello no era felicidad.
No me sentía bien
y te aprovechaste de eso,
recogiste las piezas para tener más en juego
y la que perdía cada vez era yo.
Mi mamá decía que tú me hacías bien,
luego me vio llorando por ti,
no porque te había perdido
sino porque siempre me sentí perdida estando contigo.
Jamás rompí ninguna fotografía,
solo la imagen que de ti tenía
y eso duele más.
Demasiado tarde comprendí el mal que me hacías,
estaba demasiado ocupada con otros problemas,
hubo demasiada mierda.
No me duele escuchar tu nombre,
pero mienten cuando hablan de lo bueno que eras,
solo estabas fingiendo.
Ahora tengo el control del timón,
zarpa en otro barco,
húndete hasta donde me hiciste caer.
Así que no llames,
ni siquiera para disculparte
o felicitarme,
no quiero nada más de ti
que la distancia,
porque se crece muy bien en ella.
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