Utilizas como columpio
las balanzas,
infancia desplomada.
He mudado,
una y otra vez,
¿y cuál de todos mis silencios
me transportará a casa?
El frenesí de la cuna
me llevó al féretro,
méceme de nuevo,
incluso te dejaré llamarme Mercedes,
¿que no ves que estoy a tu merced?
no abandones mi espíritu.
¿Detrás de cuál espejo
está mi sombra?
me busco,
¿qué es lo que quiero encontrar?
Fui ejecutada
por un llanto mal ejecutado,
solo quedó mi cuerpo,
sin ninguna lágrima que derramar,
sin ningún sentimiento que expresar.
Infancia desplomada,
me arrastras hacia las tinieblas,
porque dices que serán mis grietas
aquello que le dé acceso a la luz,
pero el futuro es un cadáver
en descomposición.
Poético que en mi segundo nombre esté inscrito la palabra "merced".
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