Los amores de verano
arden tan intensamente,
se desvanecen como la arena
que traté de retener cuando cerré mi mano en aquella playa,
luego descubrí que aún seguía en mí,
estoy limpia de ti,
pero recuerdo cada gota de mar,
cada grano de arena,
la sensación de hundirme y ahogarme,
no sé qué fue peor.
Los amores de verano
arden como el infierno
y las postales son del cielo.
Fotografías en blanco y negro,
aún recuerdo los colores reales
y como se sentía brillar
con una pequeña chispa al mirar.
Los 17 parecen el tiempo correcto
para los amores incorrectos,
tal vez ninguna gota de mar
valía el huracán.
Las promesas en el mar
no se vuelven profundas,
encuentran una forma
de perderse en el océano,
jamás te quedaste,
jamás volviste
y yo esperé.
Las promesas en el mar
en medio de un atardecer
no aseguran la vida,
se rompen entre las olas
y nos alejan de la costa.
Los amores de verano
queman más que la piel,
arde en el ser
saber que fue una chispa para ti
cuando fue un incendio forestal para mí.
La paz en aquella noche frente al mar,
las olas sonaban como una canción de cuna,
luego provocaste una guerra que hizo sonar a las sirenas.
Amor de una sola estación
entre la primavera y el otoño
fue solo el pétalo de una rosa
o una margarita,
no necesitamos mucho
para deshojarnos o marchitarnos.
Pensando seriamente en Agustine y James de Folklore (Taylor Swift).
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