Me iluminaste con tus rayos de luz,
hacíamos arder al atardecer,
nos incendiábamos cada día
y aun cuando trataban de apagarnos,
éramos chispas.
Me iluminaste con tus rayos de luz,
haciendo radiante la vida
y mágico el vivir.
Me iluminaste con tus rayos de luz
y nosotros hacíamos arder al atardecer.
Éramos un incendio todos los días,
ese era el calor que nos pedía nuestra vida.
Siempre nos mantuvimos juntos
compartiendo de nuestros rayos de luz
o de nuestras chispas para hacer más fuego,
jamás nos apagamos,
pero como siempre, hay una excepción para todo:
Aquel humo fue nuestro suspiro de que todo había terminado,
fuimos cenizas, mi amor,
las cuales fueron arrojadas después en un pedazo de tierra
y allí, florecimos,
renacimos,
estuvimos en la misma raíz
floreciendo por dentro
y embelleciendo todo nuestro alrededor.
Seguimos vivos,
solo nos hacía falta un respiro
para que nuestros suspiros tuvieran un sentido.
Todos mis latidos siguen proclamando tu nombre
y cada vez que hay un silencio de ti, yo suspiro,
es mi forma de llamarte sin necesidad de palabras,
te lanzo de mi aliento
para que el viento te traiga a mí.
Renacimos, mi amor,
mi corazón cada vez esta mejor
y desde el primer latido suena nuestro para siempre.
Yo solo escribo, mi historia y tu interpretación de la poesía pueden ser distintas, pero siéntete libre de compartirme tu interpretación, opinión, la frase que más te haya gustado o lo que quieras en los comentarios. Gracias por leerme.
Puedes encontrarme en:
Facebook: /anammirandam
IG: /anmirmartz
Telegram: anmirmartz
Comments