La bandada parece una cadena

Los pájaros ascienden en mis ojos abiertos,

tu cielo y mi tierra, la línea divisoria entre nosotros

que ellos simplemente cruzan,

las plumas de las aves

se transforman en nubes,

la libertad reside en esos seres,

salgo a cazar lo que dejaron atrás

y luego les dejo migajas a las palomas,

nos aferramos a los restos,

a la muerte plegada

que despedaza las almas,

¿a dónde nos desplaza?

tengo el puñado de tu alma,

pero no alcanzo a tocar tu mano.

La bandada

parece una cadena,

la tarde es una condena,

oscurece, claramente ya no puedo verlos,

¿no es la soledad

lo que maximiza tu libertad?,

¿no está mi ser creciendo dentro de mí?

¿y quién realmente está aquí?

los espejos se han cubierto ante nuestros desnudos.

En las tardes, las aves posan en los cables telefónicos que están en la calle,

y con sus garras rompen los cableados,

todas nuestras conexiones,

entonces el teléfono jamás suena,

ellos toman el silencio

y nosotros estamos colgados en sus extremos,

no sabemos qué decirnos a nosotros mismos,

no saben qué decirnos a nosotros,

así que cantan con el lenguaje que no comprendemos,

solo captamos el sonido de sus aleteos yendo lejos,

es lo único que entendemos,

no hace falta más, hace falta todo,

silencio, escucha mi estruendo,

la noche se ha vuelto algo crudo,

los pájaros descienden de mis ojos cerrados,

me vuelvo campo cerrado,

un horizonte quebrantado,

un cielo equívoco

y no sé qué invoco

cuando te evoco,

si a la ausencia o a mi misma.