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Foto del escritorANMIR MARTZ

La construcción de un mundo y el llamado de la nada

Inserto tu recuerdo

en una campana de viento,

todo es tan incierto,

necesito que algo pueda decir algo,

hasta el viento se ha quedado paralizado,

ni siquiera puedo respirarlo.


Lo que me rodea

lo dibujo en tu silueta,

¡cuánta vida abarcas!

no puedo dejar la vida estancada.


Necesito de la construcción de un mundo,

un sustento a través de palabras

para llamar a la nada.


Escucho solo por si te escucho alrededor

y luego me distraigo entre los sonidos

para olvidarme que he olvidado tu voz,

pero aún distingo el canto y el grito de los pechos amarillos.


Todavía es verano,

no necesitamos estar en el campo

para escuchar el grillar,

es como si todo se pudiera acercar,

entonces creo que te puedo encontrar.


Y ahora entiendo un poco más la naturaleza,

no me quedó más que conectar en ella,

incluso Fer algunas veces me llama “hada del jardín”,

he construido un mundo nuevo para habitar

y así olvidar la sustancia que me dejó desahuciada,

ahora el sustento está entre palabras

que llaman a la nada, tú no escuchas nada

y ya no sé si todo está bien o mal.


Escucho solo por si te escucho alrededor

y luego me distraigo entre los sonidos

para así olvidarme que he olvidado tu voz,

pero aún distingo el canto y el grito de los pechos amarillos,

sobretodo cuando es el final del atardecer

y la sombra empieza a expandirse

y ellos están solos en los cables

gritando, agonizando

porque han olvidado dónde está el árbol que les pertenece

o tan solo porque se sienten abandonados,

entonces su voz se convierte en un llamado

y esperan impacientemente por ser escuchados,

yo no puedo hacer nada más que sentirme desgarrada como ellos,

se quedan el mismo punto

y el sol del día se aleja cada vez más,

el amarillo de sus pechos empieza a descolorarse,

no sé si por la sombra

o si porque ellos se desdibujan

en su apenas esperanza.


Y puedo distinguir entre el canto,

el grito y el agonizar

de los pechos amarillos,

aunque lo que más compartimos es un silencio,

no sé si alguna vez me han entendido,

y les he hablado de ti,

puedes preguntarles por mí,

ellos te dirán que “sí”.


Y cuando están solos en los cables

gritan y agonizan,

esperan impacientemente por ser escuchados,

a veces puedo presenciar

como con su llamado consiguen aquella presencia,

entonces ambos parten a un árbol

y siento como mi día ha sido completado.


Todo es un llamado

que no sabemos descifrar,

la vida nos alcanzará,

¿nos atrapará?

que empiezo a caer

lejos de tu ser.


Y fue en un 828 cuando me hablaste,

¿era parte de un llamado?,

¿cumplimos la misión?,

¿qué pasa con la conexión?,

¿volveremos en cinco años

y será como si el tiempo no hubiera pasado

desde que el avión despegó?

¿salvaremos nuestras almas en el juicio final

y hasta entonces sabremos

lo que la vida quería de nosotros?


Y sé que no todo tiene significado,

lo sé, lo sé,

por eso he estado haciendo la construcción de un mundo,

un sustento a través de palabras

para llamar a la nada.


Hace algún tiempo apareciste en uno de mis sueños,

estábamos en un campo abierto con personas desconocidas,

me sentí perdida y tú cantaste Standing in the Way of the Light,

seguí esas palabras y llegué hasta a ti,

yo ni siquiera me acordaba de esa canción

y tampoco creo que conozcas a Birdy,

desperté y tarareé la canción

como si tratara de descifrar un mensaje,

solo era otro llamado de la nada,

las sombras nos han hecho desaparecer.


Hoy apareciste en uno de mis sueños,

reconocí esa voz que creí haber olvidado,

tú estabas en el otro lado de la puerta,

parado en el camino de la luz,

cuando te vi solo pude exclamar “Dios”,

fue en ese mismo cuando desperté,

me intenté volver a dormir

y escuché que algo se cayó en mi habitación,

luego empezaron a sonar los aleteos de los colibríes

así que me levanté y me dirigí hacia la ventana a observar el jardín

mientras que a las plantitas de mi rincón les decía “bonito día”,

¿era el llamado de algo?

estaré pendiente del sueño de hoy.


Escucho solo por si te escucho alrededor

y luego me distraigo entre los sonidos

para olvidarme que he olvidado tu voz,

leo un libro mientras a ti también te olvido,

escucho el sonido del marcatexto sobre el papel,

pon atención y escucharás las palabras

desde que estuvieron siendo creadas en la maquina de escribir.


Todo está en movimiento,

los caminos se abren,

entierran, se cierran,

solo quedan estos mundos que fueron creados

a partir de lo que nos rodea,

entonces creo que sigues en la órbita.


Y tal vez pintamos la realidad

para así despintar las huellas

que nuestra sangre dejó,

no hay marcas, no hay nada,

y el mundo sigue girando

y tú no estás la órbita,

un brazo se estira,

es el del árbol,

lo toco y me vuelvo naturaleza,

siempre fui de tierra,

tú no, entonces ¿por qué trato de sentirte en ella,

en lo que me rodea?


Y puedo escuchar tu voz

preguntándome “¿qué estás buscando?”

y yo respondo “a ti, mas no estás en ninguna parte”,

y nada es cierto,

solo tengo sonidos para inventarte,

para creer que estás alrededor,

y todos dicen lo que Kafka dijo

“todo aquello que estás buscando,

también te está buscando a ti”,

pero él también dijo

“aquel que busca no encuentra,

pero aquel que no busca será encontrado”,

¿qué tengo que hacer?


Todo es un llamado de la nada

y tú no escuchas nada,

¿cómo es que me tengo que sentir?

dímelo, que lo podré sentir.

 

En la madrugada que estaba escribiendo esto, Bailey empezó a gritar y agonizar (todo bien, era un grito desesperado) cuando yo andaba detallando lo de los pechos amarillos. Muy 828 (manifest) que todo está conectado. Así que bajé a ver qué pasaba y todo bien.

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