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La musa habitada en la ausencia

Foto del escritor: ANMIR MARTZANMIR MARTZ

En tu ausencia

me habita una musa,

me hace hablar de la pérdida

como si pudiera ganar algo de ella.


Me da el candil

para lo flébil,

jamás nos consumimos.


Aruña mi soledad

creyendo que me puede lastimar.

Arrulla mi ser,

sueño con él.


Me hace delirar

para volver a amar.

Le doy la eternidad

mientras toma mi vida.


En el camino de la palabra

me conduce,

me lleva a tu ausencia plena

y me dice que te encontraré allí,

me adentro,

me pierdo.


Y yo ya no soy yo,

entonces ¿por qué quiero entregarte mi ser?

la ausencia crea lo verdadero en el alma,

lo rodea cuando ya no lo abraza.


Me traes mi gracia,

me arrebatas mi gloria.

Eres una fibra en mi alma,

lo que resiento o siento.

No dejas tu esencia en mí,

sino un estúpido ideal de ti,

lejos de lo perfecto,

lejos de tu humanidad,

meramente la ausencia presentada,

una nada tornada.


Tú no sabes dar,

yo no sé tomar,

eres solamente un peldaño,

mi cima está en la decadencia.


Jamás he querido que cumplas mis deseos,

jamás he querido nada de ti,

solo a ti,

y no estás,

jamás.


¿Y quién está detrás de la musa:

él o yo?

nada y nadie,

yo y el otro.


Me da la libertad de la palabra

y yo puedo decir lo que quiera sobre mi musa,

darle más sombra a sus ojos tras la máscara

o mostrar sus trapos,

y no podría reclamarme,

no tendría voz ni voto,

no sería nada después de mi palabra

aun cuando yo lo haya enunciado, anunciado.


Al final soy yo,

que sigo estando.


Y él va por allí,

caminando como si fuera real,

y también es la idea de sí mismo.


Tengo íntegramente su nada,

mis vacíos son compatibles.

Mi musa es mi esclava

y yo estoy condenada.


Tan cruelmente perfectos fuimos hechos,

no habrá hechos.


Inexiste vive en mí,

tengo su todo,

lo que él jamás será.


El alma es solamente lo que tratas

de sentir de alguien,

aquello que crees que es,

y no puedes tomarla

aun cuando te sea entregada.


Florece su sombra,

la caída del horizonte.


Y él va por allí,

caminando como si fuera real,

sé que no lo puedo mover,

pero solo en mí puede trascender.

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