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Foto del escritorANMIR MARTZ

La oscuridad dentro de mí

Tantos años

y aún le tengo miedo

a la oscuridad que habita dentro de mí.


Aún despierto gritando del miedo,

temblando y reteniendo las lágrimas.

Aún le tengo miedo a mis vacíos,

a lo profundo que son todos ellos.

Aún tengo pesadillas

y cuando despierto

veo todas mis sombras

abalanzándose sobre mi cuerpo.

Tantos años

desde que no estoy en el fondo

de mis vacíos,

pero no he dejado de estar en la superficie

y cayendo, una y otra vez,

afortunadamente no he ido muy lejos,

no como ayer.


Estuve mucho tiempo

en una guerra con mi mente

que aún sigo peleando

con algunos pensamientos

y sé que alguno de ellos no se irán

por mucho que lo intente,

son parte de mí,

lo que he creído que he sido.


Jamás supe de mi fuerza

hasta que con un toque

lo derrumbé todo…


Aún le tengo miedo a mis aguas verdes

porque se parecen al río de Hades,

cada fragmento de mi alma está allí nadando,

el agua se vuelve violenta cuando me reflejo en ella

y mi alma me pide la clemencia que jamás creí merecer.


Hay una parte de mí

a la que jamás quiero volver a conocer

y a la vez temo ser siempre así.


Aún le tengo miedo a mis demonios

y sigo sin saber si mi infierno

está apagado o calcinado.


Aún le tengo miedo a mi infierno,

he dicho que estoy fuera de él

como si no estuviera en un rincón de mi ser,

aguardando, preparándose para mí y mi fin.


Con todos mis hilos sueltos

pude construir telarañas

que me pudieran sostener

y en todo este tiempo

solo he andado de puntillas

ante la fragilidad.


Nada es como antes,

lo sé,

pero mi mente sigue teniendo

el poder de consumirme.

Nada es como lo que fue

y temo que vuelva a ser.

La piel de mis párpados

está hecha trizas

por todas aquellas veces

que la he arrancado

para que los ojos no (me) dolieran tanto.


Nada puedo revertir

y temo que todo se vuelva a repetir,

tantos años

y aún le tengo miedo a la oscuridad

que habita dentro de mí.

Actualmente si muriera

podría agradecer ciertas cosas

de la vida vivida y sentida,

esos rayos de luz que he tenido,

incluso mis nubes grises,

porque nada es tan oscuro

como lo que fue.

Mi alma ha sentido

que ha valido

su existencia

y aquel tiempo

jamás lo hubiera creído,

todo era demasiado oscuro,

mi peor lado tenía todo el control.

Mis manos llenas de sangre

pidiendo más porque era incapaz de sentir

o porque quería dejar de sentir,

tratando de sentirme viva

y a la vez tratando de morir,

yo no sé por qué sigo aquí.

Y sé que he sanado,

pero las pesadillas

siguen pegadas a mis ojos.


Y esos golpes siguen retumbando en mí,

aunque mi cuerpo trate de mantenerse insensible.

Y he vendado todas mis heridas,

pero es el broche el que sella tan bien

que me causa cicatrices

que nunca debieron estar en ninguna piel ni ser.


He tenido tanto miedo

de que alguien golpee

mis puntos débiles,

que los he cubierto de moretones,

nadie me ha provocado tanto daño

como yo misma lo hago.


Ya no quiero sentir como me siento

y estoy luchando contra esto,

perdiendo en este juego.


En todos estos años

he aprendiendo a tomar el control

porque aún le tengo bastante miedo

a la oscuridad que habita en mí.

Y no quiero hablar de eso,

porque aún tengo miedo de mi infierno,

de mis demonios,

de mi oscuridad

y de lo que hay dentro de mí

aguardando por mí

y mi fin.

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