La poesía tomó un latido,
la poesía soltó un suspiro,
la poesía está entre dos cuerpos
que se aferran a soltarse.
La poesía tomó los disparos,
pero nunca tomó el arma,
la tinta es la sangre
y no hay nada que pueda escribir
sobre cómo sanar
lo que causaron nuestras heridas.
La poesía me envolvió
y fue a ti quien cubrió,
¿quién eres realmente?
Ultimamente me he estado olvidando de ti,
yo tampoco puedo reconocerme.
La poesía me sabe a café,
me manché de él
y me pinté de azul
después que se destiñera lo rojo del corazón.
La poesía se convirtió en un lamento
y jamás dije “lo siento”,
¿qué es lo que sientes?
¿alguna vez sentiste realmente?
La poesía es una melancolía,
hace llorar a las estrellas
y esta noche me ahoga.
La poesía podría convertirse en una caricia,
pero esta piel está demasiado herida.
La poesía ha encontrado
su desolación
desde que te perdió.
La poesía agoniza
desde que ya no te escribe…
“Y yo te he estado escribiendo (sin que tú lo sepas) día tras día. A veces con amor, a veces desolación, a veces con rencor”. José Emilio Pacheco
Comments