Hay una rosa en mi habitación
volteando hacia el suelo,
carga con un peso muerto
y aún no cae a su propio entierro.
Hay una rosa en mi habitación
volteando hacia abajo,
observando la caída
que le arrancará los pétalos
que aún se mantienen aferrados a su lado
aunque están todos marchitados,
¿no debemos voltear hacia el cielo
cuando buscamos salvación?
¿qué está buscando en el suelo?
azulejos con su reflejo.
Hay una rosa en mi habitación,
hay tantas arrugas en ella
y ni siquiera envejeció
ante lo efímero,
no resistió a lo eterno,
su aroma se esfumó antes de olerlo.
El agua está amarilla
y podría cambiar el frasco,
cambiar el agua, pero ni el agua bendita
podría regresar a esa rosa a la vida,
¿debo tirarla o guardarla?
puedo mantenerla durante toda mi vida,
pero no puedo mantenerla con vida.
A la rosa la acompaña la flor nube blanca
que nunca se oscurece,
solo se marchita en su pureza,
resistiéndose a perderla
araña su alma para atravesar a sus nubes
y decirles a dónde debe dirigir su último vuelo
para que el viento le dé un último beso a su velo,
abriendo el corazón sin latir al paraíso por fin.
Hay una rosa en mi habitación,
sus hojas están llenas de arrugas
tratando de aferrarse a su tallo,
pero está volteando hacia abajo
buscando la tierra de su raíz,
ahora carece de profundidad,
ahora tiene toda la eternidad
como quien muere,
¿qué hay en el más allá:
un campo de rosas?
¿entonces la rosa encontrará su hogar
o solo el paraíso perdido?
Hay un sobre que se sostiene
en el frasco que aún contiene a la rosa que murió,
el sobre contiene una carta que mi mamá me escribió,
¿las palabras también se marchitarán
o la tinta inmortaliza?
porque mi corazón cae
y mi amor no puede ser levantado,
a veces, siempre interrumpidamente,
cuando pase, no te quedes.
El sobre dice “te amo”
y a veces hago caer a su corazón,
pero su amor solo ve hacia abajo
tratando de ver en qué nuevo abismo he caído
y yo trato de levantarme antes que se tumbe a mi lado.
¿Su amor también se marchitará?
Porque puedo hacer a su corazón secarse
mientras le robo el sol a su verano,
y no trato de ganar nada
solo porque no puedo conservar nada.
¿Su amor también se marchitará?
Trato de aferrarme al tallo,
pero no me puede llevar hacia mis raíces,
están en todas las partes donde no queda nada de lo que seré.
Y su corazón voltea hacia abajo mirándome,
mas no cae,
aunque sabe cómo llegar a mí,
a veces,
y nunca le puedo prometer un siempre,
solo el de la muerte.
Y murió la rosa que estaba en mi habitación,
sigue allí, esperando otra estación,
es la primavera la que hace florecer,
mas no renacer,
mírame a mí
¿qué hay aquí?
Rosa del 26 de septiembre por el segundo aniversario de Rincón Poemario.
Me siento honrada de estar tan cerca de ti, de tu corazón, de tus pasos, de tus poemarios... y mi amor no se marchitará, hay arrugas en mí por la edad, pero también hay un corazón grande por tu amor.
Estoy contigo en todo momento, disfruto tu tiempo, tus poesías, tu sonrisa, tu mirada, tu corazón. Añoro poder regresarte un poco de la felicidad que te mereces.