Nuestro poema
trató de buscar rimas perfectas
y cuando fueron halladas,
perdieron toda su gracia.
Nuestro poema
se escribió en un sueño,
cuando desperté
ya no estabas para recitártelo.
Nuestras palabras
fueron inscritas en una piedra,
dejamos nuestras almas ahí
esperando que formaran parte de las cascadas,
solamente nos convertimos en cantos rodados, al menos nos rodearon las aguas.
Y al final
a nuestro poema
cada uno le dio otro significado,
tú estás bien
y yo también.
Y ninguno es poeta,
solo somos dos tontos
que jamás aprendieron a expresarse.
Y al final de la historia
ambos nos quedamos con la misma palabra,
uno talla piedras preciosas
y el otro, lápidas.
Y dime ¿de qué sirve la elegía
si no termina en una lápida?
todo bien, cumplimos con el deber,
no con el querer.
Ahorita ando organizando y leyendo los poemas de este año, y este me faltó por publicar acá, creo. Arriba los juegos de palabras (que este año utilice bastante, ansiosa estoy por el 2025 y los poemas que escribiré).
Comments