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Las cosas sin decir

Las cosas sin decir

se vuelven torbellino,

toman todo tu aire

como si fuera lo más vital de ti,

y ya no estás allí,

donde pudiste estar,

y ya no estás en ningún lugar.


Las cosas sin decir

se vuelven como un torbellino,

levantando el polvo

mientras tus pasos son arrumbados,

nunca destruiste nada

y aun así caminarás por las ruinas

que tú mismo construiste.


Las cosas sin decir

se vuelven torbellino,

toman todo tu aire,

solo queda la pena

sin poderse suspirar.


Las cosas sin decir

se vuelven torbellino,

golpean tus pulmones

para que hagan juego

con el corazón maltratado

que jamás quisiste arreglar,

había algo por ganar,

al menos un penar.


Las cosas sin decir

quedan grabadas,

solo tú puedes escucharlas,

las repites una y otra vez

hasta que pierda el significado,

porque lo que significó

no pudiste hablarlo.


Las cosas sin decir

llenan el vaso medio vacío

y te quedas en el medio de la nada

como un náufrago,

rodeado de su sed

y rodeado de agua

que no beberá

por miedo de terminar ahogado,

y terminará desahuciado.


Las cosas sin decir,

el cubrir del prescindir.


En estos días estuve leyendo Voces (ya lo había leído por partes, pero conseguí el libro y tocó volver a leerlo ahora sí, completo, finalmente), y creo que fui influenciada por Antonio Porchia al escribir:

"Las cosas sin decir

quedan grabadas,

solo tú puedes escucharlas,

las repites una y otra vez

hasta que pierda el significado,

porque lo que significó

no pudiste hablarlo."


tal vez todo, tal vez nada, lo que sí es que lo escribí después de acabar el libro.

 
 
 

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