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Foto del escritorANMIR MARTZ

Las ganas de perdernos

No tengo ganas de buscarte

ni ganas de que regreses.


No tengo ganas de amarte

ni siquiera de llamarte.


Tengo ganas de que seas un recuerdo,

pero no tengo ganas de extrañarte.


El semáforo se ha descompuesto

y creará un accidente

porque no sé si debemos

detenernos o arrancar(nos).

Pintarás otros atardeceres,

prometo que lo rojo del cielo

no te recordará a mi intensidad

ni a mi sangre

y si estoy herida,

podré sanarme,

así que no debes preocuparte.


Deja que el agua nos enferme,

nos moriremos en nuestra sequía.

No habrá un baile bajo la tormenta

porque cada quien tomará otro camino

y al final del arcoíris

tampoco hay lugar para nosotros.


Jamás estuvimos en ninguna estrella,

solo en atardeceres

y se hizo demasiado tarde para apreciar la vida que murió.


Tengo ganas de soltarte,

pero ya te has ido antes.


Tengo ganas de surfear,

pero tal vez nuestro océano

solo sea para ahogarnos.


No puedo romper mi corazón

porque ya no lo sientes

o porque ya no lo quieres,

ni siquiera tienes que devolver cada pedazo que te entregué,

ya habrá un latido que me haga sentir viva de nuevo.


Jugamos entre las olas

y perdimos más que aquel castillo que construimos,

no tengo ganas de ver el atardecer frente al mar

porque todo sabe mal entre la sal de mis heridas.


Te llevaré en mi corazón,

pero no sé a dónde fue el sentimiento,

tengo ganas de decir gracias por el tiempo

y aceptar tus disculpas de los malos momentos,

me quedaré con los buenos recuerdos.


Tengo ganas de quemarnos,

usaré nuestra chispa,

trae la urna.


Tengo ganas de romper nuestras ventanas

porque necesito ver más allá

y entre reflejos,

nada es cierto.


Tengo ganas de que se hunda nuestro barco,

pero ni siquiera quisiste navegar en él.


No tengo ganas de ti

porque ya ni siquiera existo.

No tengo ganas de preguntarte si estamos bien,

cuando la verdadera pregunta es ¿estás?

pero ahora sé que hemos estado perdidos,

no porque intentemos recuperarlo

significa que realmente nos tendremos de nuevo,

esa fue la última vez.


Tengo ganas,

realmente ganas

de perdernos.

Aquel 26 de marzo

me dijiste que yo era quien más se acordaba de ti,

es momento de olvidarlo, querido amigo.


Hay algunas partes de All too well que me recuerdan a ti

y dijimos que sería la última vez,

así que no hay reclamos por estar en el exilio,

no te volveré a pedir nada ni preguntar nada,

¿qué demonios esperabas que sucediera?

Y si esto llegó a su final, no hay nada que yo pueda hacer ya.





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