Nuestro final
lo guarda la orilla del mar,
todo lo que nos arrastramos
creó el límite.
Nuestro final
fue la espuma
tratando de convertirse
en una nube,
como si fuera una forma para trascender.
Nuestro final
fue destrozar
nuestro castillo de arena
para en ella dejar una huella.
Nuestro final
fue el sol
volviendo al horizonte
y una noche
que se quebraba
por todas partes,
cristales siendo
el reflejo de las estrellas,
ya no había nada en nuestras miradas,
ni siquiera lágrimas.
Nuestro final
fueron sombras rugiendo,
un mar hambriento
y el oleaje tomando la fuerza de los cuerpos.
Y no hay nada qué hacer,
las olas nunca han sido las respuestas,
sino las negaciones,
guarda los deseos en lo profundo de ti
y ahógate.
¿Recuerdas?
estuvimos en la deriva,
los delfines que creíamos amigables
se convirtieron en salvajes
y los tiburones defendieron nuestra sangre,
las sirenas quisieron tomar nuestras almas
como si fueran la pieza para volverse humanas,
ellas siempre han estado condenadas
y nos arrancaron el tatuaje que compartíamos,
ese fue nuestro costo,
ahora nuestra piel está en sus escamas,
nos dejaron libres,
tan libres que nuestro oleaje
no puede chocar,
somos otro mar.
En el principio
tú fuiste quien creó a las caracolas
para que en el final
pudieras todavía escuchar
cómo mi corazón se seguía rompiendo,
y todos llaman conexión
a lo que es desgarrador,
amor.
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