Me tuve que perder demasiado
para lograr encontrarme finalmente.
Todo aquello que parecía no tener un fin
simplemente eran cosas sin comenzar.
Cada final era un nuevo inicio,
la oportunidad de cambiar nuestra historia.
Sobrevivía en la vida,
cada día era una guerra nueva
donde me perdía cada vez más
y hacía nuevas heridas,
cicatrices de guerra,
pero yo no soy una guerrera.
Me quedé pensando en el mal,
en el daño que existía y no se iba,
preguntándome la razón de las cosas,
el motivo de su existencia,
pero nunca hice nada para cambiar mi vida.
Queriendo desaparecer el dolor,
queriendo calmarlo,
hice más daños.
Quería encontrar un camino
y tomé un atajo
que me llevó a un laberinto.
Aquellos calmantes
me aceleraban más.
Quería armarme,
pero no podía amarme,
ahí el error.
No necesitaba arreglarme,
solo necesitaba no hacer más desastre.
Tenía que dejar de tocar las heridas
en vez de avergonzarme de cada una de ellas,
solo son marcas hechas por mí,
marcas de guerra
de una chica que fue fuerte por seguir
y débil porque estuvo a punto de rendirse.
Son guerras de una sobreviviente
que ahora vive como quiere su vida.
Yo solo escribo, mi historia y tu interpretación de la poesía pueden ser distintas, pero siéntete libre de compartirme tu interpretación, opinión, la frase que más te haya gustado o lo que quieras en los comentarios. Gracias por leerme.
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