¿Hay algo de malo en mi cielo?
está lleno de grietas,
¿o solamente son nubes lo que hay en él?
no puedo distinguir entre lo blanco y negro,
¡ay de mí!, a mi iris lo he llenado de gris,
al menos mis ojos están limpios de lágrimas,
¿o fueron las lágrimas quienes los limpiaron?
Trato de mecer a mis nubes
para que las ovejas y yo
podamos descansar bien,
pero siempre caigo en las grietas
y es un problema porque no están hechas
a mi medida y fui yo quien las creó.
Trato de acurrucarme en mi cielo
y de mis brazos salgo volando,
caigo en lo mudo
y ahora entiendo menos del mundo,
¿dónde he quedado?,
¿en qué apartado?
A mi iris lo le llenado de gris,
no es que no crea en la catarsis,
y qué más da
si veo la vida con el ojo del huracán,
las aves siguen volando
y toda mi furia se convierte en calma,
puedes arrastrarte en mis aguas,
no es como que nos puedan llevar a algún lado,
tal vez solo a lo que dejamos en el costado,
¿alguna vez ha importado?
tenlo por seguro
aunque tú mismo te digas que no.
Y qué más da
si solo puedo con ver el ojo del huracán,
¿lo que me lleva es la corriente
o mis ganas de perderme?,
y son las nubes quienes me arrastraran
hasta el sol
y tomaré lo que pueda de él,
tal vez seré un atardecer
en vez de ser quien lo nuble.
No sé si mi cielo
tiene grietas
o solo son nubes,
y no necesitamos convertir
los paraguas en espadas
para esquivar a la lluvia.
El poemario (documento donde pongo todos los poemas que voy escribiendo en el transcurso) de este año se llama: No sé si mi cielo tiene grietas o solo son nubes.
El título se lo puse antes de componer cualquier otra letra, según yo. Y no había utilizado el título como frase para ningún poema, así que tenía que escribir algo al respecto sí o sí.
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