El vendaje ha estado lleno de sangre,
pero soy más que cualquiera de mis heridas,
así que escribí en la tela que necesitaba de una cobija para que me arropara.
Me cubrí con disfraces el vendaje,
mi corazón siempre se sostuvo de un hilo,
cada latido hacía un nudo,
expresarme era tan difícil como un trabalenguas,
pero mi voz se rompió cuando me di cuenta que nadie me escuchaba.
Me convertí en enemiga de la esperanza
y mejor amiga de la nostalgia,
perdí la ilusión de los deseos
y la intensidad de mis sentimientos.
Elegí las mejores armas,
pero me convertí en mi peor enemiga,
me convertí en una cicatriz
que jamás quiso estar herida,
tal vez si me hubiera sentido querida
pudiera haber sanado rápido.
Me rompieron
y cada pieza se llenó de inseguridad,
no puedo recordarme entera,
siempre me sentí insuficiente
y nunca fui lo suficiente cercana a mí,
huí porque no había nadie allí,
los círculos hicieron mis agujeros donde caí,
ojalá hubiese sido en la madriguera del conejo,
tal vez me hubiese sentido acompañada,
ya había perdido mi mente, así que el precio no importaba.
Me llenaron atardeceres rojizos
solo porque sangraban
y con su dolor hacían un incendio.
Fui lo efímero tratando de ser eterno,
el suspiro que nunca pudo soplarle a los deseos,
lo ardiente sin saber quemar,
mis lágrimas sin saber por qué lloraban.
Siempre temí mostrarme vulnerable
y sensible era todo lo que era,
fui las cenizas del fuego que apagaban mis lágrimas,
la marca de la huella que jamás pude dejar.
Me abandonaron cuando más necesitaba de alguien,
así que crecí sin creer en nadie,
por miedo a los demás
y por mi propia inseguridad.
Me hicieron sentir una carga,
así que durante los últimos 2 años
he bajado 12 kilos
cuando siempre fui lo suficientemente delgada
como para sentir la muerte en mis huesos,
ahora debo comer más
que todas las veces que me tragué mis propias palabras,
pero aprendí a escupirlas en letras escritas.
La mayor parte del tiempo me siento insegura,
desde pequeña me sentí insuficiente,
no es un secreto la razón,
solo lo profundo que afectó a mi corazón.
Noches interminables,
te llevaste todas las estrellas,
así que voy con el lobo
para aullarle a luna llena
y compartirle de mi vacío.
Cada faro solo alumbró la inundación
en vez de orientar a los navegantes
y todos nos convertimos en náufragos.
Noches interminables,
creí que no volvería a ver al sol.
Desearía no ser tan insegura,
desearía ser más yo,
pero ¿realmente quién soy?
Desearía no sentirme tan insuficiente,
desearía poder sentirme realmente.
Desearía poder sentir más de lo que siento
y no tener miedo de aquello,
pero la frialdad de mi invierno
hace que nada sea eterno.
Noches interminables,
soy la melancolía del otoño,
mis tormentas me construyeron un desierto,
cada rayo de sol se convirtió en un cuchillo,
quemas mi sangre como si mis lágrimas no fueran frías.
Mi frialdad y melancolia,
mi sensibilidad e indiferencia
es como nacer en primavera
y morir en otoño.
Las musas bailando
se convirtieron en brujas,
pero las noches no eran interminables
y he visto la luz del día.
Yo solo escribo, mi historia y tu interpretación de la poesía pueden ser distintas, pero siéntete libre de compartirme tu interpretación, opinión, la frase que más te haya gustado o lo que quieras en los comentarios. Gracias por leerme.
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