Y yo ni siquiera debería estar pensando en ti,
pero tu recuerdo se instala en mi café frío
tengo la necesidad de beberlo a diario
y por un momento creo que podría acabar con él
cuando solamente me da más para pensar,
esto no es un pesar,
aunque, ¿cuánto más va a pasar
para que te desvanezcas?
no necesito de ti para poder alimentarme,
pero te dejaré un espacio en la mesa.
Y yo ni siquiera debería estar pensando en ti,
no hay conversación donde te mencione,
a veces dudo que hayas existido
o que yo te haya conocido,
la vida es un transcurrir de nubes,
pero hoy todo está nublado
y pensé en ti entre los grises del cielo,
de repente un pecho amarillo se posó en un cable,
qué sublime rayo de luz,
al pensar en ti todavía puedo sentir la electricidad
aun cuando sé que estamos tan desconectados,
esto perdió el sentido hace tanto
y yo ni siquiera debería estar pensando en ti como si fueras un sacramento.
Nubes esparcidas,
hoy todas son una misma,
pero todo cambia demasiado rápido,
hace un momento el cielo estaba pintado de rosáceo
y en un parpadeo se volvió grisáceo
qué fácil es desvanecernos.
Hoy las nubes parecen humos
¿por qué no te evaporas y ya?
y yo ni siquiera debería estar pensando en ti,
tal vez solo es una vieja costumbre
que lo confundo con lo célebre,
¿y tú quién eres?
Como si fuera una nube
en el cielo me trato de prolongar
y no llego jamás a comulgar,
caigo y cuelgo entre los cables,
dejé puesta la red de seguridad
porque sabía que no me ibas a atrapar.
Y nubes, siempre nubes,
las vidas caben en ellas,
por eso se distancian,
y las nubes no son más que piezas
de algún rompecabezas,
no podemos cambiarlas de lugar,
solo dejamos de encajar o de buscar,
entonces ¿por qué no te desvaneces ya?
Y nubes, siempre nubes,
el resplandor de la incertidumbre,
¿y por qué contemplar el cielo me da cierta esperanza?
yo ni siquiera debería estar pensando en ti,
pero sé que todo es momentáneo
así que le permito a tu recuerdo estar por un momento,
luego me percato que eres eterno,
qué ser tan inoportuno.
Y nubes, siempre nubes,
las vidas caben en ellas,
por eso se alejan,
y solo somos piezas de rompecabezas,
no podemos cambiar sus figuras
ni dónde figuramos,
no es como si alguna vez
hayamos podido cambiar a las carátulas de la luna,
no podemos hacer nada, la propia vida se vuelve ajena.
Y nubes, siempre nubes,
entre sus figuras
solo somos sus fisuras.
Y yo ni siquiera debería estar pensando en ti,
no hay conversación donde te mencione,
porque la vida es un transcurrir de nubes,
pero hoy todo está nublado
¿y quién dijo que todavía deseo conversar?
¿o era conservar
lo que quise decir?
son las mismas letras,
intercambiadas en otras palabras,
¿acaso intercambiaremos palabras?
en este juego me mantengo segura con los poemas
y ya no sé qué quise decir,
no creo que te importe.
Y yo ni siquiera debería estar pensando en ti,
se ha vuelto algo inconsciente,
toma este respirar.
Y yo ni siquiera debería estar pensando en ti,
eres tú quien debería pensar en mí,
pero en ti me evaporo cuando te evoco
qué tiempo tan equívoco,
¿no te vuelves loco
en tu cielo despejado?,
mi nave está lista para el despegue,
¿confundirías mi estela química
con las nubes?
yo una vez lo hice,
no contigo,
pero tal vez se me hizo costumbre,
el amor siempre es un folclore,
por eso no te desvaneces.
Y nubes, siempre nubes,
las vidas caben en ellas,
por eso se distancian,
y las nubes no son más que piezas
de algún rompecabezas,
no podemos cambiarlas de lugar,
solo dejamos de encajar o de buscar,
pero hoy todas las nubes fueron una misma,
algún día entre los otros cielos más densos
encontrarán su lugar.
Ayer, el pecho amarillo siendo un sublime rayo de luz entre los grises y nubes (aunque no se aprecia su color), cuando emprendí mi camino, él hizo lo mismo, pero antes cantó, muy bonito.
6:31 p.m.
Y el cielo pintado de rosáceo y grisáceo a las 6:26 también de ayer
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