Estoy sentada en mi tumba
viendo la vida pasar,
aquí todo se quedará
hasta toda la eternidad.
He decorado mi cementerio
con espejos,
¿de qué otra forma crees
que son mis fantasmales?
El calor de mi corazón
solo es otro tipo de desierto,
supiste encontrar mi Oasis
y perderte fue llover,
supongo que estuvo bien.
Ahora solo puedo brindar
con la copa del árbol,
alzo la vista obteniendo todas las respuestas,
caen las hojas para abrigarme
y vuelvo a ser una interrogante,
pero si pregunto, me vuelvo arrogante,
así que no soy ningún signo
y he perdido todos los signos vitales,
supongo que al final si soy un signo, es una cruz.
En el canto de la vida
no hay una segunda voz,
al menos nuestro silencio es unísono,
¡vaya sintonía!
Quemamos todos los puentes
sin creer que nos íbamos a ahogar,
mis lamentos han muerto
y todavía no reencarna la alegría,
búscame en la otra vida,
otro día con más calma,
mi alma estará mejorada
y a ti será entregada.
Créditos de la ilustración a: Maéna Paillet (@__maena_)
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