Ellos desplazaron a las palomas
porque creyeron que tendrían todo el cielo para volar,
ahora ellas recorren las calles sin ningún tipo de mensaje,
picotean las migajas
y se llenan del hambre que no podrás saciar jamás.
Ahora recorren las ciudades
con la nostalgia del mundo que les prometieron
y arrebataron.
Entre mensajeras de guerra
y símbolos de paz,
ahora obtienen todo el desprecio,
¿qué fue lo que se llevó su privilegio?
Noé soltó una paloma
y tal vez aquella hoja de olivo
dibujó el primer arcoíris del mundo, ante el diluvio,
y cuando las aguas vuelvan a subir
ellas se elevarán y salvarán,
nos dejarán atrás
tal como lo hicimos con ellas.
¿Podrán recordar los colores de aquel arcoíris?
¿podrán recordar aquella vida que las retrataba en las pinturas?
¿aún puedes contemplar la belleza en ellas?
Fueron domesticadas
para ser olvidadas,
¿qué noticia le darán a Cher Ami?
¿le contarán que ahora son las plagas,
pero que las enfermedades
son las ciudades que las despreciaron?
¿dónde quedó el mundo que les prometieron y no cumplieron:
en la historia, en las pinturas, en una fantasía?
¿Cómo pueden crear un nido
cuando no saben su lugar?
han perdido cierta capacidad de supervivencia
tras el abandono
y aún están en busca del contacto humano.
Siglos de gloria,
siglos de poder,
ahora picotean las migajas
y se llenan del hambre que no podrás saciar jamás.
Encuentran espacio arriba de los edificios
porque las desplazaron
y creyeron que tendrían todo el cielo para volar,
allá arriba ellos no las pondrán molestar,
no las pueden abandonar más.
Pude haber dicho “¿cómo que las palomas no han sido importante si la primera canción que compuso Juan Gabriel fue “la muerte del palomo”? Pero lo dejé pasar.
En mi patio a veces hay palomas y Ronda y Tessa les tienen cierto aprecio, hasta les comparten de sus croquetas. Según yo en los árboles de enfrente tienen su refugio, y si no es así, si andan mucho por aquí y si he visto cómo en el atardecer se refugian en esos árboles.
Tengo dos poemas pendientes hacia dos palomas: una que una vez estuvo extraviada en mi patio y otra que hace días me enteré de su existencia (el tipo de paloma, muy preciosa y poética). Y ya he escrito dos poemas sobre dos palomas: Poema a una paloma varada enfrente de mi ventana y El último día de mayo.
¿Su historia se me hace desgarradora? Sí. Y a quien le diga “rata con alas” le parto su madre. ¿Me voy a convertir en la señora de la película Mi pobre angelito 2? Si hay futuro, posiblemente.
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