Recuerdo cuando mi almohada estaba llena de mis lágrimas
por el dolor que me vaciaba.
Recuerdo cuando me aferraba a mi almohada
cuando quería dejar ir lo que tenía y vivía.
Recuerdo que me acostaba con la excusa de estar cansada,
de tener sueño, pero no era cierto,
me sentía triste,
estaba agotada de vivir así.
Recuerdo que cada noche miraba al techo,
porque no me atrevía a observar el cielo
y que una estrella o la luna se diera cuenta.
Recuerdo que en vez de soñar con mi vida ideal,
lloraba al recordar los sucesos que me habían pasado
y todo lo que me había marcado.
Recuerdo cuando no dejaba que nadie se me acercara para abrazarme,
necesitaba abrazos,
pero no quería mostrarme débil…
pero al llegar la noche ya no era tan fuerte
y me aferraba a la almohada.
Recuerdo que cada noche dormía después de la pesadilla.
A veces quería despertar y cambiar mi realidad,
pero había veces que deseaba no abrir los ojos jamás.
Recuerdo que en incontables noches me quedaba despierta,
tenía un maldito insomnio
y otras veces creaba malditas desveladas por culpa de mi tristeza.
Mi almohada fue testigo de todo,
fue a quien le confiaba mis secretos,
pero no entendía el misterio.
Una almohada es -según el diccionario-
una bolsa de tela suave y fina,
rellena de un material blando,
que sirve para apoyar la cabeza cuando se está acostado.
Y era lo que no me vaciaba tanto,
quien trataba de llenarme
por los sueños que me provocaba inconscientemente,
era lo que servía para apoyarme
y ayudarme cuando estaba en el suelo.
Recuerdo que mi abuela siempre decía
“lo tengo que consultar con la almohada”
a veces nos reímos cuando no lo entendemos,
pero muy tarde lo comprendí.
Mi almohada me pidió sueños interesantes,
cuentos importantes, historias inimaginables
y algunos pensamientos brillaron
cuando el mundo estuvo oscuro.
Fue mágico el poder que me cambió los pensamientos,
una noche tuve un sueño
y cuando desperté me sentí fuerte
para vencer lo que me estaba matando.
Una noche tuve un sueño,
un ángel apareció sin sus alas
para engañarme y así convencerme
de cambiar.
Dejé de contarle mis pesadillas
y empezó a darme sueños.
Empecé a dormir
y querer despertar
para acercar mis sueños
a mi realidad.
Siguen existiendo días malos,
la diferencia es en como los veo ahora,
trato de ver una pequeña luz entre toda la oscuridad.
Se me olvido que todos sufrimos,
pero que fuera de nuestras paredes
existe un gran mundo para descubrir
aunque olvidemos como vivir.
Yo solo escribo, mi historia y tu interpretación de la poesía pueden ser distintas, pero siéntete libre de compartirme tu interpretación, opinión, la frase que más te haya gustado o lo que quieras en los comentarios. Gracias por leerme.
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