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Foto del escritorANMIR MARTZ

Secundaria

Las risas, quizá no sonaban lo suficientemente fuertes,

pero era demasiada alegría la que nos hacía sentir,

parecíamos irrompibles y todo volvía encajar

como si no hubiese heridas a piel abierta.

Eran carcajadas sin importar quien escuchara,

podíamos parecer “focas retrasadas”

y sentirnos tan afortunados por experimentar esa alegría momentánea,

hasta le debemos de hacer monumento

a esas focas retrasadas que tanto decíamos ser

o a los pandicornios que queríamos o los unicornios que soñábamos,

o al pony salvaje que escuchábamos,

una estúpida canción que fue el himno de alguna que otra amistad.

Buscábamos cualquier tipo de pretextos

para encontrar alguna aventura u oportunidad.

Dije demasiadas estupideces

para hacer reír a esa gente.

Hice el ridículo porque todo era tan normal.

Todos llegaron de diferentes maneras

y marcaron el mismo territorio,

era nuestro espacio

donde éramos (casi) libres y parecíamos estar no tan incompletos.

No volvería esos tiempos,

pero jamás olvidaré esos momentos,

son recuerdos que me hicieron quedar

y me fui, pero estaré en esos recuerdos

así que no me vayas a olvidar.

Porque a pesar que las niñas traían el peor uniforme

podíamos lucir nuestra sonrisa

y la alegría era tan compartida.

Porque a pesar que los hombres estaban en la cancha o con su guitarra,

no se perdían los momentos en la macetera.

Porque a pesar que el té era para tomar,

yo aprovechaba para empujarlos y mancharlos.

Porque a pesar que la secundaria fue para aprender,

la vida me enseñó a no saber nada allí.

Porque algunos los conocí en el salón de clase

y aprendimos demasiado de la vida en otro lado.

Porque a otros los descubrí en el salón de al lado

y empecé la amistad cuando jugaban al “Uno”,

siempre buscábamos tiempo y encontrábamos buenos momentos.

Porque a alguien conocí en el taller,

era divertido perder el tiempo

y encontrándonos haciendo recuerdos.

Porque el camino de la escuela a la parada al camión

era tan eterno y el sol tan extremo,

pero las compañías hacían que quisiéramos ir más lejos

o tan solo, que se nos pasara el camión para quedarnos otro rato,

porque hablábamos de todo un poco.

Porque aún recuerdo como a todos conocí,

son parte de mi historia

y un día creí que seríamos leyenda.

Porque éramos niños inmaduros

creyendo que podíamos gobernar el mundo,

grandes sueños en una pequeña y olvidada ciudad

que nos hace recordar aquellos días,

otra vida.

Porque el Jumper cambiaba de color cada año,

y nosotras éramos todos los colores.

Porque en tercero cambiamos de salones por cada materia

y en esa época perdí mi rumbo,

lo único que sabía que clase tenía y que aula me correspondía,

lo demás es historia que quizá algún día será contada,

pero he escrito fragmentos

tratando de regresar completa.

Porque recuerdo todos esos rostros

y nos hemos perdido en facetas

encontrándonos con otras personas

o buscando nuestra propia compañía, la maravillosa soledad.

Porque un amigo arrancó una flor y me la regaló

y los pétalos cayeron,

pero él era de los pocos que me levantaba.

Porque en clases de historias en tercero

podía ser más divertida que el receso,

jugábamos a “¿qué prefieres?” verdad o reto en una botellita.

Porque estábamos en la última mesa

y éramos los primeros en hablar.

Porque ellos me buscaban

cuando estaba lejos mi mente

y me traían de vuelta con sus estupideces,

me hicieron reír

cuando no podía ni sonreír.

Porque conocí la compañía más fría,

pero también personas que me hacían sentir cálidamente loca.

Porque tuve momentos

y estoy en algún olvido

pero siempre seré un recuerdo.

Porque hubo dos amigos que me hicieron una cicatriz en mi rodilla,

así que cada vez que la veo es sonreír por el recuerdo

y mi mente me dice que fui tan tonta al no fijarme.

Creo que la cicatriz jamás se borrará

aunque cada vez se ve menos,

pero ese día cumplí un año más,

supongo que es el tipo de regalo que jamás podrás olvidar.

Porque la vida era tan difícil en ese tiempo

pero tenía momentos que no me eran complicados el vivir,

se disfrutaba demasiado

y dudo olvidarlos a los (d)años.

Porque recuerdo ese día en la macetera

cuando estaba acostada en las piernas de alguien

y empecé a reír por las formas de las nubes

mientras juré que había pasado una estrella fugaz

y solo fue un avión pasando,

pero yo necesitaba pedir un deseo

y se me habían pasado las 11:11.

Porque recuerdo las dos veces que falte al aula

por quedarme con los del otro salón

bromeando y desperdiciando las aburridas clases,

disfrutando esos 50 minutos porque era más interesantes las pláticas sobre nada

que la clase de toda la historia y algo de inglés.

Porque recuerdo los momentos locos y serios,

porque recuerdo cada instante y no sé cómo no lo capture antes.

Porque recuerdo los abrazos después que un amigo saliera de educación física

todo sudoroso por jugar basquetbol y me abrazaba para ensuciarme,

era tan divertidamente enfadoso.

Porque recuerdo mis compañías

y como intentaban cambiar de puntos de vista.

Porque recuerdo a cada uno

y no los olvidaré en lo absoluto.

 

Yo solo escribo, mi historia y tu interpretación de la poesía pueden ser distintas, pero siéntete libre de compartirme tu interpretación, opinión, la frase que más te haya gustado o lo que quieras en los comentarios. Gracias por leerme.


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