Las únicas velas que pudimos incendiar
fueron las de nuestro barco,
al menos iluminamos el medio del océano,
¿quién iba a creer que estaríamos a salvo?
Nadie sabe por dónde naufragamos
y aún no entiendo cuál fue la razón para que nos reencontramos.
Aún no sé qué es la vida,
pero dime qué ha sido de tu vida,
¿algo erizó tu piel o solo fue el frío de las aguas?,
¿fue el golpe o por qué me siento tan confundida?
Todos los cañones estaban frente a nosotros
y he olvidado eso,
no estoy a la defensiva contigo,
el pasado quedó atrás,
no nos vayamos más.
Tu jaulas no tenían base,
así que amarraron tus alas
para golpearme con ellas.
Aún no sé qué es la vida,
pero dime qué ha sido de tu vida.
Tú tenías cartas bajo la manga
y yo tuve que escribir cartas con mensajes secretos,
solo así pudimos ser rescatados.
¿La marea te llevó?,
¿te perdiste como yo?
acá estamos, sentados en la orilla
contemplando un bonito atardecer
y la vida empieza a pintarse más allá del rojo de nuestra sangre.
Posiblemente esta sea el último poema de este año tan escaso en letras, tenía tres borradores ya bien preparados para publicar, pero sin querer no guardé el documento y lo cerré, no tengo tan buena memoria para reescribirlos, y casi me pongo a llorar por eso, espero ser más cuidadosa con eso para el 2024 y ya ponerme a escribir, escribir y escribir.
Supongo que tenía que cerrar el año con un poema agradable, así que se lo dedico a Aldair:
Estoy realmente agradecida por la oportunidad que la vida nos dio para hacer las paces y crear un vínculo bonito entre dos hermanos que jamás se llevaron. Raramente (por nuestra situación de hermanos) nuestro vínculo es bonito y sano, posiblemente por el entendimiento de nuestras vida y nuestra vida. Aldair ha sido una clave para uno de mis procesos de sanación, en el ámbito familiar que me parece muy personal.
En los últimos tiempos (o en los primeros tiempos de nuestra amistad), él ha estado en momentos donde yo no he estado muy bien, emocionalmente. Simplemente ha estado, a su modo, pero ha aportado bastante en mí, sin darse cuenta.
Incluso cuando anda de malas o estresado, me da su mejor versión. Y tristemente yo no puedo decir lo mismo, porque a veces mi apatía gana.
Debido a que es mi familiar, sorprendentemente las veces que me hacía llorar o me ha hecho mal/lastimado jamás jamás jamás le guardé rencor, hiciera lo que hiciera. Es de los amores más puros que he podido experimentar. Y sí podría decir “qué pendeja”, pero actualmente no tengo nada que reclamar, todo lo que afectó ya sanó. Él no era un chico malo, solo quería ser él mismo :(
Después de todos las mareas altas y naufragios, estamos tranquilos sentados en la arena observando el mar.
Yorumlar