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Tardes imaginarias

En las nubes imaginarias

no veo a las nubes pasar,

el cielo se queda estático,

está listo para una postal,

pero nadie la enviará.


Estoy tratando de soñar

con el más hermoso atardecer,

no sé por qué por un segundo he olvidado al cielo,

me ocupo por darle más detalles a mi alrededor

como si realmente importar,

lo esencial es saber estar

y esto tiene que ser un sueño

porque realmente estoy viviendo.


Hace dos sábados estaba en la carretera

y observé a las nubes,

me emocioné por ver una figura,

le tomé una fotografía

y ahora al verla no puedo decirte qué era,

así funciona la vida a veces, ¿verdad?

Hace dos sábados estaba en la carretera

y observé a las nubes,

podría jurar que en sus formas

existía un perrito corriendo o volando

mientras usaba una capa

sonriendo aunque no se le apreciaban los labios,

tal vez el perrito solo estaba acostado,

así que no me hagas caso,

tal vez solo fue mi imaginación

o mi conciencia recordándome a Bailey.

Sí, ya recordé, esa era la figura que no te podía decir qué era,

así funciona la vida a veces,

te da una segunda oportunidad,

al menos esta vez si la supe aprovechar.


En las nubes imaginarias

no veo a las nubes pasar,

el cielo se convierte en una escenografía

que no hace más que esperar a que se graben las escenas,

pero todos voltean al cielo esperando la señal.


 

Tenía un mes o más con las primeras dos estrofas como idea de un poema, pero en su tiempo no le seguí y retomarlo fue no saber cómo empezar ni cómo terminar porque la idea principal se había ido, así funciona la vida a veces.

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